Quien diga que sólo hace falta dinero para cumplir algunos sueños se equivoca. Se necesita más que el vil metal; es un coctel de buena voluntad, entusiasmo, pasión por lo que se hace y entrega hacia los demás. Esta mezcla se dio y el resultado está a la vista de todos; la Unión Vecinal del barrio Carbometal, con Gabriel Martínez, su presidente a la cabeza, compró instrumentos para los chicos del barrio.
Malargüe a diario dialogó con el ideólogo de este proyecto y le consultó sobre el origen de esta idea. “A mí me gustan los instrumentos rítmicos y una vuelta vinimos a practicar acá en mi casa y los chicos se nos prendieron y estuvimos como tres horas practicando, así se me ocurrió esa idea, que es una buena forma de entretener a los chicos; no contamos con transporte público en el barrio y no pueden acceder a lugares de entretenimiento como el cine o la plaza San Martín que todos van. Acá si querés ir tenés que hacerlo caminando o en bici o el que tenga la suerte de tener un vehículo, que son muy pocos, y cuando se complica el clima es peor, así que los chicos pasan la mayoría de su tiempo después del colegio acá en el barrio”.
Sobre cómo lograron acceder a los instrumentos, Martínez contó que hicieron una rifa y, como premio, se entregó una pierna de jamón y un vino Malbec; pudiendo recaudar $6300. Con lo que sobró se hizo una choripaneada en la casa de una vecina, la tesorera, ya que “no contamos con un espacio físico donde poder hacer reuniones y talleres, que son ideas que tenemos”.
Instrumentos compraron cuatro, un bombo, un zurdo, un redoblante y un repique con todos sus accesorios. Quienes participan del grupo son seis adolescentes, que son los que van a aprender a tocar los instrumentos, y se han sumado las nenas con el baile; la idea es empezar con una pequeña murga, financiada con pasteles que venderán los mismos niños para poder comprar más equipo.
La Unión Vecinal todavía está en formación por un problema económico: “Hay que pagar un impuesto una vez al año y los vecinos no pueden con la cuota social, por eso estamos trabajando como podemos”, afirmó Martínez.
Respecto a la enseñanza, todavía no tienen profesores que enseñen a tocar, salvo Federico Romero que, cuando se hizo la presentación de los instrumentos y fue a cubrir el evento, se ofreció para hacerlo. “Hay otras personas que se han ofrecido para ayudarnos pero no tenemos nada en concreto, porque nos falta el espacio físico y dependemos del clima, la idea es que sean dos o tres veces por semana, más ahora que los chicos empiezan las vacaciones y tienen todo el día libre”, finalizó Gabriel.
Para ver la galería de fotos haga clic en: Se va armando la murga en el «Carbometal»