Alumnos cursan hacinados en la escuela Gendarme Argentino

La escuela N° 1-494 “Gendarme Argentino”, ubicada en el Barrio Gustavo Bastías, está en pleno proceso de construcción, sin embargo el anhelo de contar con un edificio renovado se ve empañado por la actual falta de espacio.

La obra debía terminarse este mes, pero la directora del establecimiento, María de los Ángeles Godoy, confirmó que los plazos se han dilatado y no se sabe cuándo culminará. “El área de Infraestructura del gobierno y la empresa contratada, con acta de por medio, nos dijeron que iba a estar el nuevo edificio para el mes de mayo, pero pareciera que se va a postergar un poquito”, expresó.

El problema es que mientras los nuevos cursos se construyen, se debe seguir dando clases y, con ese propósito, se realizaron modificaciones en la rutina diaria. “Hemos organizado la escuela para que pueda seguir funcionando”, explicó la directora.

En la parte exterior hay tras aulas que son grandes; dos de ellas fueron divididas con un tabique de yeso. Quedaron así dos espacios estrechos donde los alumnos toman sus clases. Con optimismo, la responsable del establecimiento manifestó que si bien “los alumnos están apretados, se puede dar clases”.

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Además esos grados no tienen una galería para los recreos. “También se tuvieron que organizar los horarios para que sean distintos a los chicos que están adentro, es decir que tienen recreos diferidos”, señaló.

Godoy destacó que “se les habló a los padres; se les explicó que si bien es incómodo trabajar así, se puede dar clases porque estamos organizados”.

Sin embargo, ayer por la mañana un grupo de 20 padres, aproximadamente, se autoconvocaron para reclamar por la situación. Ismael López, uno de los voceros comentó a Malargüe a Diario que esta situación se repite desde el inicio del ciclo lectivo y se mostró preocupado por la situación: “los chicos están hacinados, si aquí hay un terremoto o pasa algo cómo van a hacer para salir”.

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Además informó que los chicos que están al lado del calefactor no aguantan el calor; el docente tiene un espacio de no más de un metro entre el pizarrón y la primera fila de bancos; los alumnos no pueden escribir cómodamente; y los que están al final del curso deben correr el mobiliario para poder dirigirse a la puerta de salida.

Ismael también planteó que los chicos están todos apretados y muy expuestos a contagiarse de enfermedades.

Los padres presentaron dos propuestas para mejorar la situación. Una de ellas es alquilar un salón que esté ubicado cerca de la escuela y la otra, que los alumnos cursen en el sector de la proveeduría del Escuadrón 29 de Gendarmería Nacional, que se encuentra a pocas cuadras del colegio.

La urgencia de los padres en solucionar el problema se debe a que en los próximos días comienzan los días más fríos, característicos de esta zona.

Roberto Flores, otro de los padres autoconvocados, mencionó que van a apoyar a la directora con sugerencias porque ven que “los chicos están en riesgo”.

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