Foto de Pamela Rodríguez
Por Georgina Gomiero
Con una amplia formación, varios logros y distinciones, participaciones comunitarias y asesoramientos, la técnica en Seguridad Ciudadana y Policía Comunitaria, Alejandra Fernández, dio una charla en el Centro de Convenciones y Exposiciones Thesaurus.
Más de cien personas asistieron a la conferencia que duró alrededor de dos horas y donde se abordaron temas relacionados con la seguridad. A partir del triste relato del asesinato de su hijo Ian, de tan solo 15 años, la expositora definió qué es la seguridad, los factores que intervienen como la salud, la educación y la policía, el rol del municipio, el compromiso y la participación de la comunidad, así como la posibilidad de cambiar la situación en la que se vive.
El hijo de Alejandra murió de un disparo en la cabeza ocasionado por su amigo José en junio del 2002. El victimario cumplió una orden de su padre, el narcotraficante Alejandro García, quien envío a matarlo porque Ian conocía a los criminales de otro joven, llamado Pablo Jossen, e iba a declarar en su contra.
Todo lo que tuvo que enfrentar la familia de este adolescente inspiró a esta madre que expuso de forma dinámica y concisa los puntos clave para garantizar la seguridad comunitaria. “Mi accidente fue que asesinaron a mi hijo y ahí aprendí a dormir y a levantarme con ese dolor, a hacerlo parte de mi vida, pero siempre buscando un cambio”, afirmó a nuestro diario.
Alejandra comentó que la abogada del caso de su hijo, María Elba Martínez, logró que los culpables del asesinato estén presos y que ella sienta algo de paz. “Ella me enseñó que la primera vez se golpea la puerta, la segunda se exige que te atiendan y la tercera vez tiras la puerta abajo, siempre con respeto”, agregó.
“Pasó el tiempo y yo necesitaba entender. Me contaron lo que fue para José matar a su amigo y comprendí que si no lo hacía lo iban a matar a él también. Ahí vi que el Estado no estuvo presente para este menor, pero después me di cuenta que yo soy Estado, que cuando estoy en el semáforo y viene un nene, subo el vidrio y miro para otro lado, que cuando alguien está con los mocos chorreando y los pies descalzos miro para otro lado, que cuando escucho que hay deserción escolar pienso qué me importa si yo mando a mis hijos a una escuela privada… Entonces descubrí que yo también era culpable de la muerte de mi hijo”, explicó con la voz quebrada.
Luego del fatal hecho, Alejandra recibe una beca para estudiar Seguridad Ciudadana y Policía Comunitaria en Israel, donde se forma y comienza a entender que debe trabajar con la comunidad y el Estado. Este aprendizaje es lo que se transmitió a los presentes.
Durante la charla también se refirió al tema de la droga. “No la puedo solucionar pero puedo aislarla. Hay que difundir que para que ese porro llegue a tu mano asesinaron gente, gente como mi hijo, gente como tu madre, como tu hermana y explicar que ese porrito, que no hace nada, como dicen algunos, ocasiona todo esto que yo viví”, sostuvo.
Actualmente, el asesino de su hijo está con libertad controlada porque cumplió la condena de catorce años que le dieron. “Es fuerte, duro, desgarrador, enfocarme en que a mi hijo no le dieron la posibilidad de una vida y que habían encerrado a un niño de 17 años al que le quitaban la oportunidad de vivir que, gracias a Dios, hoy tiene”, expresó.
Para finalizar, indicó que Malargüe tiene todas las herramientas, la voluntad del gobierno, la policía interesada, la comunidad que busca seguridad, los medios de comunicación que informan, y otros factores para poder trabajar en esta problemática, y agradeció al intendente Juan Antonio Agulles, al presidente del Honorable Concejo Deliberante, Juan José Narambuena, a Wanda Sandoval y todas las personas que participaron de la charla.