Según la niña esta disciplina “es una pelea de amigos”. Su profesor destacó el desempeño que tiene la pequeña judoca.

Kaila Foley tiene 10 años, es de California, Estados Unidos y junto a sus padres y a sus dos hermanos hace un tiempo emprendieron una gran aventura.

Todo comenzó cuando a su mamá le diagnosticaron una grave enfermedad. A raíz de ello, la familia, hace casi 5 años, decidió dejar su antigua vida atrás y salir a explorar el mundo; entre tantos lugares y rincones llegaron a Malargüe con su casa rodante.

Kaila, sin saberlo, contaba con muchas condiciones para el judo; disciplina que comenzó a practicar de la mano del profesor Nicolás Parasecoli, de la Escuela Municipal, a principio de año. “A través de unos amigos me enteré que en el Polideportivo daban clases de judo. Me encanta, es la primera vez que lo practico”, expresó Kaila.

“Ahora se está por ir pero nos pidió si podía rendir, aunque en julio tenemos examen, pero quiere rendir acá su examen de cinturón blanco a amarillo. Tiene unas condiciones tremendas y hablamos con los profes y hemos accedido a su pedido, ahora está estudiando”, manifestó para Malargüe a Diario quien se encuentra a cargo de dicha escuela, Pablo Villarruel.

Kaila y sus hermanos mayores estudian, con la ayuda de sus padres, a través de internet, “desde pequeñita estoy viajando así que no me acuerdo cómo es no hacerlo así, para mí es normal”.

Antes de vivir en Malargüe, la familia Foley pasó por México, Belice, Guatemala, Costa Rica, El Salvador,  Honduras y otros tantos países de América, “este es el primer Poli al que asisto a clases desde hace 4 años”.

Kaila quiere, con todas sus fuerzas, rendir su examen para obtener su cinturón amarillo. «Amo el judo porque es una pelea pero lo primero que nos enseñan es cómo cuidar a tu compañero, es como una pelea pero de amigos”, define en un perfecto castellano.

En sólo algunos días, la familia Foley partirá hacia la ciudad más austral del mundo, Ushuaia, para luego seguir recorriendo otros países de latinoamérica y Kaila llevará para siempre en su corazón y en su memoria, su paso por nuestra tierra y su primer y no último encuentro con el judo.

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