Como cada año, una delegación de exalumnos del Colegio “El Ceferino” de la provincia de Buenos Aires asiste a nuestro departamento con el fin de compartir con sus ahijados una semana llena de actividades. En esta oportunidad, unos 20 jóvenes estuvieron aquí a fines del mes pasado y Malargüe a Diario dialogó con uno de ellos.
Gonzalo Broglia lleva ocho años siendo parte de esta experiencia y comentó que durante las visitas acompañan a los pequeños en sus jornadas escolares, juegan con ellos en los recreos y, desde el año pasado, trabajan en proyectos específicos.
“Es una experiencia increíble, lo que nosotros vivimos con estos niños es algo hermoso y es por eso que volvemos. Siempre digo que desde que viajé a Malargüe estoy en deuda con los chicos. Ellos me lavaron el corazón, entonces, yo trato de devolverles algo”, expresó.
La directora de la escuela, Marisa Montoro, explicó que el proyecto elegido para este año se denomina “Viviendo valores” y tiene como objetivo que los alumnos reflexionen sobre el respeto a uno mismo, a los demás y a la naturaleza, mediante juegos, obra de títeres y otras actividades.
Con respecto a sus padrinos, puso en valor lo que hacen. “Sinceramente, son un ejemplo para la sociedad; tienen un verdadero espíritu de servicio desinteresado. Esto es llegar desde lo humano, esto es inclusión”, resaltó.
Por su parte, la vicedirectora, Verónica San Martín, sostuvo que no solo los padrinos se van con el corazón lleno, ya que los alumnos también quedan con las emociones vividas e indicó que, cuando ellos emprenden el regreso, quedan tristes pero, aún así, es destacable lo que entregan durante su estadía aquí.
Ambas docentes agradecieron en nombre de toda la institución por sus gestos, lo que brindan a cada uno y contaron que, a modo de reconocimiento, les regalaron a la delegación una despedida sorpresa.
Historia del apadrinamiento
En el año 1970, aproximadamente, el Colegio “El Ceferino” de la provincia de Buenos Aires decidió ayudar a la escuela N° 2-030 Dr. Juan Maurín Navarro de Malargüe y, por eso, se toma la decisión de apadrinar a la institución.
Al principio, se colaboraba con materiales de construcción pero a fines de 1990, por razones particulares y del país, esto se dejó de hacer. Luego, en el 2005, un grupo de alumnos del colegio tomó conocimiento del proyecto y quiso retomar dicha labor.
En el 2006 se concretó el primer viaje de la segunda etapa y, desde entonces, cada año visitan la escuela y ayudan con juguetes, útiles y las demás necesidades.
Desde hace 4 años, los exalumnos de la escuela “El Ceferino” se separaron de dicha institución y continúan con el proyecto de manera independiente. A raíz de esto, los jóvenes deben solventar los gastos del viaje y la comida mientras que, por otra parte, realizan colectas para conseguir donaciones que son destinadas al establecimiento que apadrinan.