La escuela N° 1-494 “Gendarme Argentino”, ubicada en el Barrio Gustavo Bastías, está en pleno proceso de construcción, sin embargo el anhelo de contar con un edificio renovado se ve empañado por la actual falta de espacio. La obra debía terminarse este mes, pero aparentemente por falta de pago del Gobierno hacia la empresa los tiempos se prolongaron más de lo esperado. Un grupo de padres planteó la semana pasada este problema, que viene desde principio del ciclo lectivo, debido a que la constructora derribó algunos cursos pero no habilitó otros nuevos.
En consecuencia, dos de aulas que están en el exterior fueron divididas con un tabique de yeso y quedaron dos espacios estrechos donde los alumnos toman sus clases. Según explicaron, los inconvenientes son varios: los alumnos están propensos a enfermarse por el mismo hacinamiento, el espacio entre la primera fila de bancos y el pizarrón no es de más de un metro, se dificulta el uso del calefactor porque los estudiantes deben estar demasiado cerca de este aparato, e incluso en algunos cursos ni siquiera hay ventilación.
Ayer, la supervisora escolar Milena Escobar, la subdelegada administrativa de la DGE en Malargüe, Nilda Tapia, y la directora del establecimiento escolar, María de los Ángeles Godoy, se reunieron con los padres de los niños afectados para buscar soluciones al problema. Lo llamativo del encuentro fue que afuera del colegio había dos móviles de la policía, mientras que adentro de la escuela, a escasos metros de la reunión, también estaban apostados dos uniformados.
Una vez concluida la cita, Wanda Salinas, madre de uno de los estudiantes afectados, hizo un balance de lo tratado y comentó a Malargüe a Diario que las autoridades de la DGE criticaron a los padres porque éstos avisaron de la situación a los medios de comunicación, pero destacó que “si no se le avisaba a los medios no hubiesen llegado las soluciones, porque nadie nos escuchaba”. La mamá dejó en claro que velan por la seguridad de sus hijos y que sí tienen paciencia hasta que se solucione el problema, pero recordó que mientras tanto los niños sufren en los cursos e incluso algunos llegan descompuestos a sus hogares por la falta de ventilación o por el frío.
Por su parte, la profesora Nilda Tapia comunicó a los padres que una de las soluciones sería trasladar dos grados de la mañana y dos de la tarde, elegidos por sorteo, a la Proveeduría del Escuadrón 29 de Gendarmería, por un lapso de tres meses. Al referirse a la obra, la funcionaria reconoció la demora y explicó que la diferencia de tiempo corresponde a “adaptaciones del proyecto original para aprovechar mejor los espacios”. Además, adelantó que posiblemente cuatro o seis aulas estarían disponibles en un lapso de dos a tres meses.
La supervisora Milena Escobar también dialogó con Malargüe a Diario aclaró que ella no estaba al tanto del descontento de los padres, porque nadie se dirigió a ella, ni por notas ni personalmente. “Vine la semana pasada a una visita cotidiana y allí la directora me informó sobre la situación y le pedí que armara una reunión para poder charlar con los padres y escucharlos, porque no sabía que estaban tan enojados”, comentó.
Luego de esa visita, algunos niños dijeron a sus padres que la supervisora les habría solicitado que se comprometieran a no seguir quejándose. “Yo los visité, les dije que es parte de lo pedagógico ser optimistas, que son épocas de transición, y les agradecí tanto a los niños como a los maestros por el sacrificio que están haciendo al trabajar en esa situación. Le dije que hay valores que hay que cultivar, que son la paciencia, la tolerancia, el respeto y el optimismo, porque no estamos pensando en que tienen que estar dos años así, porque se está vislumbrando una hermosa escuela nueva a corto plazo”, manifestó al respecto.
En la reunión con los padres Escobar sostuvo que “no era necesario llegar al punto de llamar a la prensa para dar a conocer la situación de la escuela y que la prensa debería preocuparse por sacar también las notas buenas del colegio”. Y más tarde aclaró que “eso es una percepción desde mi opinión, de qué lindo sería, como un objetivo, no llegar al conflicto, no llegar a esta movida de medios de comunicación y policías en la escuela, porque eso nos da un indicio de qué nos está pasando en la escuela, de qué nos está pasando como maestros, qué nos falta.
Sería lindo que la prensa venga a informar sobre las cosas lindas, pero eso es una utopía”. Respecto a la presencia policial, la funcionaria dijo desconocer el tema o que no sabía quién los había llamado. Antes de concluir, se le consultó a Escobar por qué no se buscó una solución antes. “La Directora habrá creído que lo que se hizo era lo mejor. Vinieron las autoridades de Infraestructura, decidieron distribuirlos de esa manera y se aceptó porque nosotros garantizamos que todos los días los alumnos vengan a la escuela a aprender”, explicó. Sin embargo, terminó reconociendo que ha sido un error que se ha cometido y del cual todos se hacen cargo.
Matafuegos vencidos
Además de los problemas edilicios que presenta la escuela Gendarme Argentino, Malargüe a Diario tomó conocimiento de que los matafuegos estaban vencidos y la semana pasada se le consultó a la directora por este tema. “Voy a ir a corroborar la fecha de vencimiento, porque el matafuego aunque esté vencido igual sirve, igual se puede utilizar, eso me lo han informado las personas que los cargan”, respondió. Ayer los matafuegos vencidos se retiraron del establecimiento escolar y se reemplazaron por otros con nueva carga.