Dos talentos malargüinos sueñan con el fútbol desde Tupungato

Carito y Román, dos jóvenes de Malargüe, dejaron su ciudad natal para instalarse junto a su familia en Tupungato, Mendoza, con el sueño de crecer en el mundo del fútbol. Su mamá, Isabel, contó a Malargüe a Diario detalles del camino que han recorrido, las dificultades, logros y expectativas que tienen por delante.

Carito, una de las más pequeñas de los Bibanco Andrade, debutó en la Liga Tupungatina el 10 de abril de 2024 junto a su hermana Yanela en el club Ciudad Deportiva. Aquel primer partido frente a La Arboleda lo ganaron con un gol suyo de penal. Desde entonces, su participación fue intensa: compitió en la liga local y en futsal, tanto en Tupungato como en torneos provinciales en Alvear y Santa Rosa, incluyendo la Copa Argentina. «Jugaban liga los fines de semana y futsal los sábados por la noche», contó su madre.

En octubre, Carito sufrió una fractura interna de tibia durante un partido, lo que significó meses de rehabilitación. «El hueso no estaba totalmente quebrado, pero tuvo que estar dos meses en cama», relató Isabel. Gracias a la ayuda del municipio y el hospital local, recibió atención y se recuperó sin necesidad de cirugía. «Volvió de a poco, primero con kinesiología, después bicicleta y pileta y, más tarde, con pelota». En noviembre volvió a jugar futsal.

Durante 2025, Carito comenzó la liga como refuerzo del Club Social y Deportivo Tupungato, pero también tuvo propuestas importantes. Primero, fue convocada por la escuelita de River Plate de Mendoza, donde quedó en las categorías sub-15 y sub-17, aunque no pudo continuar por los altos costos de traslado. Luego, fue contactada por la DT Silvana, ex entrenadora de Las Pumas y actual de Gimnasia y Esgrima La Plata, para incorporarse al club mendocino y proyectarse hacia el profesionalismo. «Gracias a Dios le dan pasajes, beca y se está formando con vistas a un futuro en Buenos Aires», dijo su mamá. Hace un par de domingos atrás debutó en Las Pumas frente a Maipú, en la Liga Mendocina.

Por su parte, Román, su hermano, tuvo un 2024 destacado como refuerzo del Club Sergi en la categoría Sub-23 de la Liga Tupungatina, consagrándose campeón. También participó en torneos de futsal y actualmente juega en Sub-23 y Primera, entrenando los martes y jueves. Estudia cuarto año en la escuela Sarmiento y sigue firme en sus entrenamientos. «Mientras llegue el momento de Caro, que ya es más especial para todos nosotros, él está bien», contó su mamá con orgullo.

Con esfuerzo, contención familiar y el acompañamiento de clubes y entrenadores, estos dos jóvenes malargüinos continúan su camino hacia el sueño de convertirse en futbolistas profesionales.

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