El columbario de Malargüe: arquitectura para la memoria y la trascendencia

En el corazón del futuro cementerio parque local de Malargüe, en una estructura abandonada durante más de ocho años, de un supuesto depósito, ha comenzado una construcción que permitirá transformar ese abandono en algo profundamente significativo: un columbario. Pero no se trata simplemente de una obra de recuperación edilicia. Es una intervención que honra la memoria, la espiritualidad y el legado de quienes construyeron esta comunidad con su trabajo, sabiduría y compromiso.

Un columbario es una estructura arquitectónica destinada a albergar urnas funerarias con las cenizas de personas fallecidas. Su origen se remonta a las antiguas civilizaciones, pero en la actualidad representa una alternativa respetuosa, simbólica y sostenible frente a los modelos tradicionales de sepultura. Contar con un columbario en Malargüe no solo responde a una necesidad práctica —la de ofrecer un espacio digno para el descanso de quienes han optado por la cremación— sino que también permite construir un lugar de encuentro con la memoria, donde la comunidad puede rendir homenaje a sus seres queridos en un entorno que invita a la contemplación, el respeto y la trascendencia. Es, además, una forma de integrar nuevas prácticas funerarias que dialogan con el cuidado del ambiente y la evolución cultural de nuestra sociedad.

El ingreso al columbario estará marcado por plazas secas con forma de hexágono. Esta figura, presente en la naturaleza y en la arquitectura ancestral, representa sinergia, unidad, perfección e inteligencia. No es casual: allí descansaran las cenizas de malargüinos y malargüinas que, con su esfuerzo cotidiano, ayudaron a edificar un Malargüe más próspero. El hexágono es, entonces, una metáfora del trabajo colectivo, del legado que permanece y del camino que otros seguirán. Además, servirá para futuras ampliaciones del columbario.

Los ventanales con forma de pirámide invertida, orientados hacia el este y el oeste, evocan el tránsito desde lo terrenal hacia lo espiritual. La pirámide invertida, símbolo de elevación, sugiere que quienes descansan allí han emprendido el viaje hacia lo trascendental. El este, donde nace el sol, y el oeste, donde se oculta, enmarcan el ciclo de la vida y la muerte, y nos invitan a reflexionar sobre la continuidad de la existencia más allá de lo físico.

El agua, estará presente en espejos que rodean el columbario, aporta una dimensión sagrada. En todas las culturas, el agua ha sido símbolo de vida, purificación y energía divina. Aquí, su presencia no es decorativa: es un homenaje a la vida eterna, a la fecundidad de la memoria, al renacer espiritual. Los espejos de agua reflejan el cielo, como si quisieran recordarnos que la muerte no es un final, sino una transformación.

Este columbario no es solo un espacio físico. Es una obra que dialoga con el pasado, el presente y el futuro de Malargüe. Recuperar una construcción abandonada para convertirla en un lugar de contemplación y homenaje es, en sí mismo, un acto de justicia poética. Es reconocer que la memoria merece arquitectura, que el legado merece belleza, y que la comunidad merece espacios donde el silencio hable de lo esencial.

Esto estamos haciendo por Malargüe, por eso Tenés que saberlo.

Por Intendente Celso Alejandro Jaque

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