Así lo siente un enfermero malargüino que desarrolla su profesión en dos hospitales de Mendoza capital.
Según la Real Academia Española, la vocación podría definirse como la inclinación o interés que una persona siente en su interior para dedicarse a una determinada forma de vida o un determinado trabajo; Carlos Ferrada no sólo trabaja de enfermero, sino que se desvive y desvela por su pasión.
“Mi día empieza a las 6:15, cuando me preparo y tomo mi bolso que me acompaña ya hace 5 años más o menos; me voy hacia el Hospital Central, donde hago la primera parada del día, busco mi uniforme (el que me dan todos los días) y luego ingreso al Servicio de Terapia Intensiva Covid 19 de dicho hospital. Allí recibo mi guardia, junto a mis compañeros y salgo a las 15. De pasada dejo mi uniforme y me voy hacia mi segunda y última parada del día: en el Hospital Privado de Mendoza, donde trabajo en el servicio de Clínica Médica, también Covid. Una vez concluido mi turno, también de ocho 8 horas, me voy a mi casa para dejar todo listo para el día siguiente”, relató para Malargüe a Diario Carlos, quien desde hace un año y medio partió hacia la ciudad de Mendoza, en busca de oportunidades laborales, de nuevas experiencias, desafíos y vaya que los encontró.
Carlos realizó sus estudios secundarios en la Escuela Técnica, Industrial y Minera, donde se recibió de Técnico Minero, pero su pasión iba por otro carril. Ingresó al Instituto de Docencia, Investigación y Capacitación Laboral de la Sanidad, sede Malargüe, donde obtuvo su título de Enfermero Profesional. “Como todo, al principio cuesta; entra el cansancio, un poco de estrés, la falta de sueño y demás, pero uno se amolda y se adapta a los cambios. Hay días en que no tenes ni ganas de levantarte, como a todos nos pasa”, explicó el profesional de la salud.
Como muchos otros, Carlos nunca se imaginó vivir y desempeñarse como Enfermero Profesional durante una pandemia. Contó que significó un antes y un después en su carrera: “Fue un cambio muy significativo, de verlo en la tele al otro lado del mundo y en cuestión de nada ya lo teníamos pisándonos los talones. Cuando el Presidente anunció la Emergencia Sanitaria, yo me encontraba de licencia. Llamaron para avisarme que la licencia se me iba a cortar y que me tenía que presentar a trabajar, es lo que le pasó a todo el personal de salud. Desde que esto inició, para Salud no existe la licencia, no hay días especiales, no te podes enfermar. El personal de Salud, hoy en día, tiene un desgaste físico y emocional bastante importante, eso la sociedad no lo logra ver porque no lo vive”.
Carlos no ha podido ver a su familia desde hace varios meses. “La última vez que viajé a Malargüe fue en junio, para mi cumpleaños. Donde no estuve más de tres días por mis horarios laborales, desde ahí ya no volví y no sé cuándo volveré nuevamente”, aseguró.
Su contacto con Covid
Después de casi siete meses de confinamiento y luego aislamiento, se siente el cansancio y hastío social ante esta situación, pero como explicó Carlos, nadie está exento de enfermarse. El enfermero contó que “fui positivo para Covid, tengo muchos compañeros que lo fueron, y no todos reaccionamos de igual manera. Cada cuerpo, cada persona lo procesa y expresa de formas bastante diferentes, por lo que esto no tiene un patrón o dinámica definida. Para algunos la primera semana de la enfermedad fue la más difícil por los dolores musculares y de cabeza intensos que se tienen en general. A los más viejitos, quizás les sea más difícil en el último tramo de la enfermedad y no necesariamente se tienen que tener todos los síntomas”.
Carlos vivió y experimentó en carne propia lo que es ser un paciente Covid positivo y, a partir de allí, sintió más empatía por los pacientes que antes. “Mis síntomas los asocie a un estrés, al cansancio, eran dolores de espalda y musculares demasiado intensos, no encontraba una posición cómoda de estar. No podía dormir por las noches, incluso el estar sentado ya era molesto, dolores de cabeza persistentes, sentía como si me pincharan los ojos. Nunca se me pasó por la cabeza el poder tener Covid porque tomaba, y tomo, bastantes cuidados. Luego empecé con una leve tos y, por protocolo del hospital, me acerqué a la guardia respiratoria del Central, donde se me realizaron estudios varios (rayos x de tórax, análisis de sangre y el hisopado). Después de varias horas en un box, sin ninguna información, solo el esperar a que estuvieran esos resultados, pude vivir y sentir en carne propia por lo que pasan muchos de los pacientes, el estar recluido en una pequeña sala, el no poder ver ni hablar con nadie, el que te miren como un bicho raro; más de los pequeños segundos donde te abren milimétricamente la puerta para dejarte la comida, sin poder salir, sin ver a nadie y que nadie se acercara a darte algún tipo de información o cruzar más de dos oraciones con el personal, al momento que te viene a controlar”, relató.
Minutos y horas interminables, miedo a lo desconocido hicieron que su óptica de la situación se viera alterada. “Eso me ayudó a cambiar mi perspectiva, a ser un poco mejor, a entender y comprender un poco más al paciente que está pasando por eso, ayudar a superar los miedos”, aseguró Carlos. Luego de una espera de casi 10 horas, que se sintieron eternas, a Carlos le informaron que había dado positivo, de allí lo pasaron al sector de Clínica Covid, donde pasó una o dos noches. Luego, por no presentar complicaciones o síntomas de gravedad y mantener sus niveles de oxígeno en sangre estables, fue trasladado a un Centro de Atención Extra Hospitalario hasta concluir su aislamiento.
Situación actual en Mendoza
La situación general, en estos días, no ha mejorado. El panorama, según manifestó Carlos, continúa complicado. “Yo trabajo en dos hospitales, uno privado y el otro estatal, todos están desbordados. No se le ve un fin a corto plazo a esto, no nos da tregua ni respiro, como se desocupa una cama, ya sea por un alta u óbito, tenemos otro paciente esperando a ingresar para ocupar esa unidad. Las áreas que se destinaron primeramente para Covid se colapsaron, por esa razón se han sumado nuevos espacios, los cuales como se habilitan y medianamente se acondicionan se llenan. El Hospital Central ya tiene 5 terapias destinadas a pacientes Covid, todas llenas, es increíble y triste a la vez”, expresó.

Por último, Carlos aprovechó para dejar un mensaje a la sociedad: “El virus está y anda entre nosotros, que la población no lo quiera ver o creer, ya es un problema importante. Hoy en día el hecho de contagiarte o no es una lotería; la cuestión está en el cómo te puede afectar y hay pocas opciones: que no te pase nada y solo tener una pequeña tos y algún que otro dolor muscular o quedar en una cama de terapia intensiva, sin saber si salís. Es verdad que el virus afecta, principalmente, a grupos de riesgo definidos, que van desde nuestros adultos mayores a personas con algunas patologías de base; llámese obesidad, problemas pulmonares o baja inmunidad entre otras, pero esto no quiere decir que una persona joven en buen estado y sin problemas o patologías de base pueda quedar mal, solo que, estadísticamente, son muy pocas”.