Con solo 8 años, cerró su primer campeonato en el Karting Sureño con una victoria inolvidable. En una charla, el piloto nos cuenta cómo transformó el dolor de una pérdida en la fuerza para ganar.
El automovilismo malargüino tiene una nueva promesa que pisa fuerte. Se trata de Emiliano Rodríguez, quien a sus 8 años ha demostrado que el talento no tiene edad. El pasado domingo 14, el joven piloto cerró su temporada debut en el Campeonato de Karting Sureño (CKS) con un broche de oro: el primer puesto en la última fecha disputada en Villa Atuel, San Rafael.
Del televisor a la pista
El sueño de Emiliano comenzó frente al televisor, mirando carreras de Turismo Carretera junto a su padre, Marcos. «Mi papá, al ver que me gustaba mucho, decidió llevarme a una carrera de karting en Villa Atuel y ahí se decidió que iba a empezar a correr», relata Emiliano a Malargüe a Diario. Con el apoyo de su familia, pronto tuvo su equipo: su padrino Gabriel Agradi le regaló el primer casco y su tío Germán Rodríguez completó la indumentaria necesaria.
Hoy, cuando se sube a su karting —bautizado cariñosamente como «La Máquina de Guerra»—, el niño se transforma. «Al ponerme el traje estoy concentrado en la carrera y, antes de que se apague el semáforo, tengo mucha adrenalina. Mi papá me habla mucho, pero yo hago lo que siento», confiesa con la seguridad de un veterano.
Un entrenamiento con sello local
A pesar de ser el único representante local en su categoría, Emiliano cuenta con un apoyo incondicional en su tierra. Gracias a la gestión de Félix Chayle, quien cedió maquinaria, el pequeño tiene su propio circuito en Malargüe para entrenar todos los fines de semana. «Mis entrenamientos son cansadores porque mi papá me hace probar muchas cosas nuevas», explica Emiliano, quien tiene como máximo referente al argentino Franco Colapinto.
Un triunfo con dedicatoria al cielo
La temporada no fue fácil; de las siete fechas disputadas, logró tres podios, pero también aprendió de las derrotas. «Aprendí a controlar mi enojo y a escuchar a mi papá, que siempre me dice que ‘a veces se gana y a veces se pierde'».
Sin embargo, el triunfo en la última carrera tuvo un sabor especial y una carga emotiva profunda. Al cruzar la meta, el primer pensamiento de Emiliano voló hacia su abuelo, fallecido este año. «Este trofeo se lo dedico a él, que aunque ya no esté con nosotros, sé que me está mirando y está orgulloso de mi avance. Lo amo mucho y para él es una leyenda», expresó conmovido. También extendió el agradecimiento a su tío y a su padre por el impulso constante.
Sueños de invicto para el 2026
Con la humildad de los grandes, el pequeño piloto dejó un consejo para otros niños: «No te apures, todo llega a su tiempo; confiá en vos y esforzate por tus sueños». De cara al futuro, Emiliano no planea descansar; entrenará todo el verano para buscar un puesto invicto en el próximo campeonato.
Agradecimientos especiales
Emiliano quiso cerrar la nota con un agradecimiento profundamente a quienes hicieron posible este primer año de competencia:
- A sus padres: Marcos Rodríguez y Vanina Agradi, por ser el motor detrás de cada sueño.
- A sus sponsors: Constructora Chayle, Homero Family Market y 5tha Avenue Vinoteca.
El camino de Emiliano Rodríguez recién comienza, pero su huella ya quedó marcada en el la pista de Villa Atuel. Ser el único embajador del karting malargüino en su categoría no fue una carga, sino el impulso para demostrar que, cuando se corre con el corazón y el apoyo de una familia presente, no existen distancias imposibles de acortar. Entre el recuerdo de su abuelo y la potencia de «La Máquina de Guerra», este pequeño gran piloto nos enseña que el podio más importante no es solo el que se alcanza con velocidad, sino el que se construye con valores, disciplina y sueños compartidos. Malargüe celebra hoy su victoria, sabiendo que en cada vuelta de pista, el futuro del deporte local viaja en manos de un niño que aprendió a volar sobre ruedas.




