Así se expresó el paleontólogo que descubrió las primeras huellas del parque malargüino.
El paleontólogo Bernardo González Riga fue quien, hace 19 años atrás, hizo el descubrimiento de las primeras huellas que se avistaron del reciente inaugurado Parque Huellas de Dinosaurios. “Yo venía explorando la formación Loncoche desde hacía 10 años antes de encontrar las huellas en el año 2006. Había estado en distintos afloramientos de la provincia de Mendoza, en el sur, en Malargüe, donde afloran estas rocas que corresponden al Cretácico; tienen 72 millones de años, es de casi antes de que desaparezcan estos dinosaurios, los titanosaurios, que son los grandes herbívoros de cuello largo”, manifestó
González Riga y agregó: “Había estado en afloramientos como Ranquilco, Ranquil Norte, El Zampal, Calmuco, donde afloran estos estratos buscando siempre restos, huesos de dinosaurios, también peces, restos de tortugas, de otros vertebrados. Justamente en el 2006 estábamos explorando desde un proyecto de Conicet; en ese momento nos habíamos dispersado porque estábamos explorando y yo me encontraba solo en esta quebrada y es donde ubico las huellas fósiles. Después llegaron todas las gestiones de preservación, que es la propuesta de creación de parque que hicimos ante la legislatura de Mendoza, a nivel provincial, y después ante la Municipalidad, la hicimos junto a mi colega Mercedes Pram, investigadora de Conicet., entre los dos trabajamos mancomunadamente”.
Hoy día, González Riga tiene una mezcla de sensaciones: felicidad, orgullo y satisfacción, “han sido muchos años de esfuerzos. Estos 19 años, muchas veces estuvimos acompañados por las gestiones y otras veces fueron años difíciles donde no había recursos. Muchos jóvenes voluntarios, estudiantes, nos acompañaron junto al equipo paleontológico. Y haber logrado la inauguración del parque es algo muy importante desde el punto de vista científico, cultural, internacional y desde el punto de vista regional y local porque se puede visualizar cómo la ciencia se puede poner al servicio de producir un conocimiento que, aparentemente, uno podría pensar no tiene una aplicación directa, pero después vemos que tiene una aplicación directa para el turismo, para la educación, incluso para difundir la cultura. Tenemos que pensar que este parque Cretácico Huellas de Dinosaurio es una escuela de ciencias de la tierra y de ciencias de la vida, donde uno aprende evolución, aprende cómo se formaron las montañas, aprende los distintos tipos de rocas”.
Al momento de descubrir las huellas, éste paleontólogo mendocino sintió una gran emoción, es casi una experiencia espiritual, uno dice, no puede ser que esto estuvo 70 millones de años, 72 millones de años enterrado y uno es el primero que lo ve. Es una experiencia muy muy fuerte, que llega muy hondo y le da también muchas ganas de seguir explorando. Yo convoco a todos los jóvenes que quieran estudiar ciencias y a todos los adultos también que les guste la ciencia, a que sigamos explorando Malargüe, la Patagonia, Argentina; hay que seguir explorando porque hay muchos yacimientos por descubrir y por darle valor. Una cosa interesante es que la ciencia descubre y le da valor a esto. Si nosotros no hubiéramos descubierto esto, quizás esto sería una quebrada más de tantas hermosas que tiene la montaña de la cordillera de los Andes. Ahora, al descubrirlo, se le da un valor patrimonial único”.
González Riga encontró varias huellas al mismo tiempo, no una sola. “Éstas huellas que encontré eran huellas redondeadas, que no tenían impresiones de dígitos, entonces una sola no era suficiente para estar seguro si realmente era una huella fósil. Pero como encontré varias huellas que formaban una rastrillada, lo que se llama una pista, una secuencia de paso de un animal, ahí me di cuenta que eran huellas, porque uno veía, por ejemplo, la marca de la mano y la volvía a levantar y la volvía a poner a 2 metros 30. Entonces, esa secuencia en donde caminaba prácticamente con una precisión exacta el animal, iba poniendo mano, pie, mano, pie, mano, pie, me dio la idea de que estaba frente a la pisada de un dinosaurio”.
Este espacio en particular donde se encontraron las huellas de dinosaurios estaba cartografiado por González Riga para ser explorado: “Yo soy geólogo y he hecho el doctorado con la especialidad en paleontología. Entonces, siempre uno va a buscar fósiles en aquellas rocas que son de la época de los dinosaurios y que son de ambientes terrestres o litorales donde se pueden preservar dinosaurios. Busqué acá, busqué en más de 20 sitios durante 12 años antes de encontrar las huellas. Imagínense que antes de encontrar las huellas ya había descubierto el primer dinosaurio que tuvo nombre en Mendoza, que es el Mendozasaurus, y luego el Malargüesaurus. Es decir, cuando encontré las huellas, ya había descubierto dos dinosaurios que eran los primeros que tienen nombre en Mendoza. Yo como mendocino tenía un sueño, era ser paleontólogo y descubrir dinosaurios en Mendoza”.
González Riga afirmó que éste es el parque de huellas más importante y el único en Argentina, “el único parque que tiene la estructura necesaria, el equipo científico que asesora para la preservación de las huellas, los guardaparques, el único parque en este momento en Argentina que nos muestra huellas de dinosaurios con esta infraestructura.
Hay huellas que han sido formadas tanto en la formación anacleto, que corresponde a ambientes fluviales, ambientes de ríos, de unos entre 83 y 86 millones de años y donde a las huellas le hemos puesto el nombre de Teratopodus, que significa pies monstruosos, en esas huellas se ven bien perfectamente las garras, son dinosaurios, titanosaurios, de cuello largo también pero que vivieron en ambientes fluviales. En cambio, arriba de eso tenemos otra formación, que es la formación Loncoche, que corresponde a ambientes litorales, marino marginales y ahí es donde hemos encontrado otro tipo de huellas, que le hemos llamado Titanopodus, o sea, pies de titanes, Titanopodus mendozensis. En esos ambientes, no solo hemos encontrado huellas de Sauropos, sino también huellas de carnívoros, de dinosaurios, que dejaron huellas con tres dedos, que eran los predadores de estos ecosistemas. Y también hemos encontrado huesos, algunas vértebras de reptiles marinos, Plesiosaurios porque estos reptiles entraban en estos ambientes litorales para poner los huevos, como hacen hoy las tortugas marinas”.
Por último, González Riga dio cuenta de que sentía una gran alegría y satisfacción por el acompañamiento de la comunidad local a este proyecto hecho realidad. Amamos Malargüe, me encanta la montaña, siento que la comunidad se ha apropiado, valora este yacimiento y eso es muy lindo porque lo va a preservar, uno deja un legado. La vida, como seres humanos, se acaba. Es importante dejar legados, y ¿cuál es el legado que nosotros dejamos? Los descubrimientos, los equipos científicos, lo que nosotros podemos transmitir como pasión para las generaciones de jóvenes”.
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