“Me descompuse y empecé con taquicardias. Como sufro de paros cardíacos ya conocía los síntomas, entonces, supe que estaba teniendo uno e inmediatamente llame a un taxi”, comenzó diciendo el hombre. Posteriormente continuó contando que el taxista lo llevó hasta el nosocomio local y “muy amablemente” el amable chofer se bajó y dio aviso a emergencias de la situación que estaba ocurriendo.
Pedroza indicó en su testimonio que inmediatamente los profesionales se dirigieron hasta el vehículo con una silla de ruedas para trasladarlo hasta el interior del hospital. Allí lo atendió el doctor Mauricio Chávez y le manifestó que estaba teniendo un infarto y que estaba al borde del desmayo. “Se me venían apagando las luces”, expresó.
Ante esa situación todo el personal de terapia intensiva arribó a la sala en la que estaba y con las herramientas preparadas realizaron la reanimación. “Solo podía escuchar la voz de la cardióloga Gabriela Amado que me decía: no te vallas. Seguido de esto sentí el golpe del shock eléctrico y cuando abrí los ojos, la profesional estaba con el desfibrilador en las manos. De esa forma me di cuenta que me acababan de salvar la vida”, exteriorizó.
Consecuentemente agradeció a todo el personal de terapia intensiva por el buen trato, la predisposición, la disponibilidad y la eficiencia con la que trabajaron en ese momento. “Estoy con vida gracias al buen desempeño de los profesionales del hospital”, concluyó.