Módulo EDM (“Schiaparelli”) y su paracaídas. Una especie de plato volador de 2 metros.

Éxito y decepción con la nave que llegó a Marte y se controla desde Malargüe

Llegar a Marte no es cosa de todos los días. Años de trabajo se legitiman en 6 minutos en los que la nave tiene el enorme desafío de entrar en la atmósfera marciana a 21 mil km/h, es decir a casi 6 km por segundo. Pasar del vacío del espacio, a los gases de la atmósfera casi de forma instantánea y aterrizar suavemente 6 minutos después. Lo que los especialistas llaman “6 minutos de terror”.

La primera parte de la misión salió perfecta. La sonda TGO quedó atrapada con éxito en la gravedad de Marte la semana pasada y ya se encuentra enviando datos a la estación de seguimiento DSA3 en Malargüe.

La segunda parte no tuvo tanto éxito. El módulo EDM Schiaparelli es una especie de plato volador de más de dos metros de diámetro. A los 11 km de altura debía abrir su paracaídas de 12 metros para pasar de 21 mil a 2 mil km/h. Al parecer, el paracaídas se abrió bastante antes y no logró disminuir la velocidad correctamente. Luego, los cohetes de frenado sólo se encendieron 15 segundos en lugar de 30.

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Etapas del descenso del módulo EDM (“Schiaparelli”)

Tras horas de espera en las comunicaciones, Schiaparelli no dio señales de existencia. Recién después de una semana de espera, la Agencia Espacial Europea confirmó la pérdida de la sonda espacial. Schiaparelli parece haber descendido de forma mucho más violenta de lo planeado. Sabemos que está ahí, porque la nave MRO de la NASA, que órbita a Marte, logró fotografiarla como un débil punto oscuro en la superficie.

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En el rectángulo se puede ver a Schiaparelli como un punto negro y un poco más abajo una mancha blanca que sería el paracaídas. (Foto: ESA)

El punto oscuro sería Schiaparelli, un punto claro cercano sería el paracaídas, y también se pueden observar algunas marcas en el terreno que sugieren que el disco cayó libremente desde una altura de 2 km, a 300 km/hora. Demasiada altura y demasiada velocidad como para todavía creer que pueda sobrevivir.

La sonda TGO, que exitosamente quedó orbitando Marte, tiene una tarea muy importante. Va a estudiar la atmósfera, en especial el metano. ¿Por qué es importante esto? En nuestro planeta, el metano es un indicador de vida. Los seres vivos generamos metano. Si bien hay ciertas actividades volcánicas que también emiten metano, en los últimos años se ha encontrado metano en zonas muy concentradas de Marte. ¿Y si el metano de Marte es por la existencia de vida? De ser así, quizás la historia diga que en Malargüe se recibió la noticia de los marcianos por primera vez.

Marte da vueltas alrededor del Sol, como nosotros, pero tarda el doble que la Tierra en dar una vuelta. Por eso, cada dos años lo alcanzamos a Marte y quedamos en una posición cercana. Entonces, cada dos años, el ser humano intenta enviar una nueva nave. En estos puntos cercanos de las órbitas la nave tarda 6 meses en llegar. En otros puntos de la órbita tardaríamos años. De cualquier manera, por más “cerca” que nos encontremos en ese momento, las comunicaciones tardan por lo menos 10 minutos en llegar desde Marte a Malargüe.

La Misión ExoMars se completará dentro de unos años. La Agencia Espacial Europea con la colaboración de la Agencia Espacial Rusa Roscosmos enviarán en 2018 otra nave, esta vez más ambiciosa. Llegará en 2020 con otro intento de descenso, pero lo que llevará a la superficie será un rover. El rover es un vehículo que puede moverse en la superficie (EEUU ya logró poner cuatro de estos). Es como una patineta del tamaño de un auto pequeño. Se suponía que Schiaparelli era una prueba para poder lograr con éxito la misión de 2020.

Teniendo en cuenta que la falla ocurrió a sólo un minuto de tocar la superficie, es mucho lo que se pudo aprender de la misión a pesar de la pérdida. La nave logró transmitir 600 megas de información (un CD). La atmósfera de Marte es tan tenue que cualquier cambio en la presión y la temperatura hace que la atmósfera cambie su densidad y la fuerza de los cohetes de frenado, o el tiempo del paracaídas, tendrían que ser diferentes. Lograr aterrizar con éxito también depende de la suerte.

En 56 años de exploración de Marte hemos enviado 41 naves, sólo 16 han tenido éxito total. No es fácil. Este fue el segundo intento de los europeos en aterrizar. En el año 2003, la exitosa Mars Express, que aún orbita Marte, intentó hacer aterrizar el módulo Beagle 2 que, al igual que Schiaparelli, falló en el descenso.

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