En el año 1991 dos destacados físicos, el premio Nobel Dr. James Cronin y el Dr. Alan Watson, comenzaron a concebir el plan de construir un observatorio, abarcando una superficie de 3000 km2. Ambos visitaron Malargüe y evaluaron en la región ciertos aspectos, como la atmósfera pura con aire limpio y poca contaminación lumínica, entre otros. Finalmente, el 14 de noviembre de 2008 se inauguró el Observatorio de rayos cósmicos Pierre Auger y por sus características es el más grande del mundo.
En el marco de los festejos por los 65 años del Aniversario de Malargüe, ayer por la mañana en el Centro de Convenciones y Exposiciones Thesaurus, se realizó la firma de la continuidad de Pierre Auger, que garantizará 10 años más de permanencia de la comunidad científica mundial en Malargüe.
El representante argentino de Pierre Auger, Alberto Etchegoyen, explicó a Malargüe a Diario que la firma de este nuevo convenio es un avance muy importante para la comunidad científica. Comentó además que ahora trabajarán mediante un nuevo sistema de detección de rayos cósmicos, lo que les permitirá mejorar los trabajos de investigación.
De esta firma también participó el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Dr. Lino Barañao, y en su alocución sostuvo: “Estudiando la física del espacio estamos satisfaciendo algo inherente al ser humano: nuestro deseo de saber de dónde venimos y de qué está hecha esta realidad en la que estamos inmersos”. Barañao también destacó que “es por eso que aquí en Malargüe hemos demostrado que la innovación inclusiva –a través de la ciencia aplicada– y el avance de la ciencia básica no son mutuamente excluyentes.”
El Ministro explicó a Malargüe a Diario que mediante este proyecto se le ha dado a la Argentina una presencia internacional muy importante. “Aquí tenemos ciencia de primer nivel, a través del Observatorio Pierre Auger”, expresó.
El Observatorio Pierre Auger posee 1600 detectores de superficie, distanciados a 1,5 km entre sí y cubriendo una superficie total de 3000 km2. Éstos se complementan con un conjunto de 24 telescopios de fluorescencia de alta sensibilidad, que en las noches despejadas y sin luna observan la atmósfera para detectar la tenue luz ultravioleta que producen las cascadas de rayos cósmicos al atravesar el aire. Mediante el proyecto Pierre Auger, en Malargüe, trabajan más de 500 investigadores y técnicos de 16 países.