La Gendarmería Nacional Argentina tiene, como todas las fuerzas de seguridad y policiales argentinas, a un puñado de héroes de la vida diaria que cayeron en cumplimiento del deber. La dinámica del tiempo y el ritmo de vida que llevamos cada uno de nosotros hacen que vayamos olvidando sus nombres, que en algún momento fueron noticia y nos impactaron por su dureza.
Uno de esos héroes de Gendarmería Nacional fue el Sargento Primero (Post Mortem) Manuel Francisco Ulloa, quien fuera gravemente herido por delincuentes el día 12 de septiembre de 1996 en una tranquila tarde de la ciudad de Neuquén. La crónica periodística indicó que la muerte de Ulloa se produjo cuando concurrió a un maxi quiosco próximo a su domicilio, en el preciso momento que un grupo de delincuentes ingresaba al comercio para asaltarlo. El joven Suboficial no dudó en defender a la persona mayor dueña del local, recibiendo un múltiple ataque con armas de fuego de bajo calibre, que le ocasionaron heridas graves en el cráneo y piernas. Al día siguiente se le diagnosticó la muerte cerebral y sus familiares autorizaron la ablación de sus órganos, haciendo lugar a lo solicitado en vida: donarlos para dar vida después de su muerte.
Manuel Francisco Ulloa tenía 35 años cuando falleció. Había nacido en Malargüe, provincia de Mendoza, el 04 de junio del año 1961. Se incorporó a Gendarmería en 1982 en Malargüe y realizó el curso básico en el Escuadrón de Formación de Gendarmes Nro 5. Luego fue destinado al Escuadrón 30 “Chos Malal” y realizó el curso de Formación de Suboficiales en la Escuela “Cabo Raúl Remberto Cuello” en 1987. A su egreso fue destinado al Destacamento Movil 1 “Campo de Mayo” y realizó los cursos de Fuerzas Especiales y el de Paracaidista Militar en la Escuela de Infantería de Ejército. Era casado y padre de dos hijos. Posteriormente prestó servicios en la Agrupación XII “Comahue” y en el año 1994 fue destinado al Elemento de Seguridad de la Embajada Argentina en Colombia, donde se le otorga un reconocimiento por la importante labor desarrollada. Luego de esa misión, regresó a la Agrupación XII “Comahue” donde prestó servicios hasta el día de su muerte.
El último juicio ampliatorio de su carrera, dice que fue un “Suboficial Subalterno de excelentes condiciones personales y profesionales, que perdió la vida en una acción solidaria, mereciendo el reconocimiento de todos sus semejantes. Con él, la Institución ha perdido un integrante de invalorable valía”. Manuel Francisco Ulloa, el “Colo” para algunos y “Panchito” para otros, fue un ejemplo para imitar y estará
Siempre en el recuerdo de sus camaradas.-
® Equipo de la Sección Fuerzas Especiales, a la que perteneció durante varios años .