Carta al lector
Habiendo sido partícipes necesarios de un debilitamiento de las normas sociales, y cómplices en la quiebra de la ley, el gobierno municipal (en la mayoría de las ocasiones) ha sumado a sus tareas específicas, prácticas y estrategias transgresoras en el manejo de la cosa pública. Dichas prácticas se evidencian en los intereses e incremento del patrimonio de gran parte de sus funcionarios.
Con ello, la verdadera función del estado se desvirtúa al confundirla con el gobierno, quien en definitiva recibió el mandato del soberano para administrar ocasionalmente al primero en pro del bienestar general, pero sin adueñarse del mismo, como aparece en algunos casos, entre ellos el de Malargüe.
En Malargüe, corrupción e impunidad son cada vez son más notorias, haciéndose muy necesaria una exigente participación ciudadana para revertir tal situación. Ello implica una labor muy difícil, aunque no imposible. Debemos entonces encontrar los cauces naturales para que desde nuestra posición de simples vecinos, mostrarles a las autoridades el camino que no debieron abandonar, es decir la legalidad y la moralidad. Para ello, resulta indispensable abandonar la pasividad que actualmente nos domina.
Hace mucho tiempo que en Malargüe imperan corrupción e impunidad como cualidades más notables, a cargo de personajes que se reciclan y reinventan, cambiando de roles o denominación del sector que conducen, pero cuya matriz no varía en absoluto. La caracterizan la ineptitud más grande y la deshonestidad más voraz.
Todo corrupto implica un corruptor. O varios. Y todos, para borrar su rastro, requieren de la complicidad de otros, que, a su vez, van salpicando de mugre todo lo que tocan. Nuestras corruptelas municipales son dignas de una gran novela política. Cuando la cabeza no es transparente, la suciedad se transmite indisimuladamente hacia abajo. Es común la pretendida justificación: el de abajo roba, porque su superior lo hace, y éste porque lo hace el encargado, que a su vez lo hace porque lo hace el director. Que imita a los de “arriba”.
Eliminando la impunidad, se simplificaría el combate a la corrupción, pero para eso también necesitaremos de una justicia independiente, no timorata, eficaz y rápida, porque todos sabemos que justicia que llega tarde no es justicia.
También resulta imprescindible que la prensa la denuncie y, sobre todo, que los ciudadanos se indignen. Esa es quizá la mayor lección para la dirigencia política.
El hecho de que los hijos de un Director reciban becas del HCD constituye un acto de inmoralidad e injusticia y no de buena cultura, a la par de que el Secretario …. y el director ….paguen sus cursos para acceder a una diplomatura con un costo aproximado a los $ 48.000 pesos, también lo es. Del mismo modo, otro funcionario, actualmente a cargo de una Dirección de Seguridad Ciudadana con dudoso porvenir, pero que con anterioridad se desempeñara como Director de Proyectos especiales (¿?), realizó una curiosa gira por el hemisferio norte, presuntamente gestionando la instalación en nuestro medio de una línea aérea; constituyendo un clarísimo ejemplo de turismo a cargo del erario municipal.
Cabe aquí preguntarse cuáles son los beneficios para los vecinos.
También es corrupta, irresponsable y peligrosa, la actitud de permitir la instalación de varias antenas para telefonía celular, sin audiencia pública ni declaración de impacto ambiental previas a su instalación.
A saber: No es un acontecimiento cultural, que el Director, lejos de contribuir con algún fin benéfico con aportes de su propio bolsillo, lo hace en beneficio propio por cuenta de los contribuyentes, echando mano a becas que deberían premiar a alumnos provenientes de familias carecientes. También sería importante que esta situación fuese considerada por los señores ediles.
En el caso de secretario y director, es muy importante que los mismos se capaciten, pero no a costa del municipio. Hacerlo es lisa y llanamente corrupto. Permitirlo es consagrar aún más la impunidad.
Insistir con Sandro Canales en un cargo de relevancia significa apostar aún más al fracaso y la postergación. Ya demostró su ineficiencia como Asesor Institucional, como negociador paritario frente al gremio del personal, jamás se conoció un proyecto y mucho menos “especial”, producto de su autoría, ya ahora estrena un previsible fracaso en un tema que evidentemente desconoce y para cuya solución dista bastante de poseer la adecuada capacitación. Sabe Canales que el nuevo Comisario Roberto Moreno llega con una camioneta Ford doble cabina sin identificar propiedad del Ministerio de Seguridad para su uso personal (estaba asignada a la distrital Sur) y no está puesta al servicio de la prevención del delito. Saberlo es lisa y llanamente corrupto. Permitirlo es consagrar aún más la impunidad.
Con referencia a las antenas, abundan las publicaciones sobre los efectos nocivos de las radiaciones en la población próxima a las mismas. Los requisitos para su emplazamiento, pueden ser consultados en la legislación vigente y ahora pretenden modificar la ordenanza para tapar las desprolijidades Hacerlo es lisa y llanamente corrupto. Permitirlo es consagrar aún más la impunidad.
Mención especial merece la prensa: el ocultamiento de la prensa adicta, militante o mercenaria; la comodidad o falta de compromiso de aquella que no lo es tanto; pero también un marcado desinterés o ignorancia al respecto por parte de la sociedad toda, hacen que este vigoroso cóctel de corrupción e impunidad, socave los cimientos más importantes de la forma republicana de gobierno y la consiguiente imposibilidad de mejora la calidad de vida de los habitantes de este bendito suelo.
Nada los perturba. Sostienen ese accionar como lo más normal, no ocultan sus ganancias, prebendas y privilegios; y hasta hace ostentación de ellos. Mientras tanto, quienes no alcanzan los ingresos para una vida digna, son meros espectadores del accionar de estos nuevos ricos.
Para que la trama perversa de poder y dinero, prospere sin tapujo ante la mirada ciudadana e impune ante la justicia se necesitaba dos requisitos. En democracia, el Honorable Concejo Deliberante que es solo una de las columnas de una forma de Estado siendo la representación política responsable de contralor de ejecutivo.- Si los concejales renuncian a su poder de contralor como representantes de la sociedad y se convierten en mera caja de resonancia del Municipio y si el amiguismo, el nepotismo o cualquier otra forma de clientelismo dañan la Administración, a la sazón el ejercicio de la representación empeora y se corrompe, convirtiéndose en representantes, NO de los ciudadanos, sino de la cúpula corrupta que escudadas en el mandato popular y el dedo amigo del intendente albergando un puñados de ineficaces e incompetentes (que también es una forma de corrupción)que si los ciudadanos los evaluáramos por resultado habría que mandarles el telegrama de despido.-
Horacio Marinaro
DNI 10179064