Se encuentra trabajando, en conjunto con varias instituciones locales, en pos de la utilización del cannabis y del cáñamo como matriz productiva del departamento. Van a comenzar los trámites para, como asociación, obtener la personería jurídica.
Hace pocas semanas, en nuestro país, ocurrió un hecho fundamental y que tiende a cambiar y mejorar el estilo de vida de muchas personas. El Gobierno Nacional legalizó el autocultivo de cannabis para uso medicinal y el expendio de aceites en farmacias, a través de la nueva reglamentación de la ley 27.350.
Desde Malargüe a Diario dialogamos con Hugo Magallanes, integrante y referente de la Asociación de Cannabis Medicinal Malargüe, quien informó que desde este espacio vienen trabajando y coordinando, desde hace un tiempo, tanto con el Concejo Deliberante y con el sistema de salud: “La idea era conseguir una reglamentación departamental, que tiene un precedente en algunos departamentos de otras provincias del país. El objetivo es trabajar el cultivo del cáñamo y del cannabis medicinal, más extensivo, para sumarlo a la matriz productiva del departamento”, explicó Magallanes y agregó: “El aceite de cannabis se va a vender en las farmacias, eso requiere de un abastecimiento de flores para poder cumplir con esa demanda, nosotros creemos que el cultivo del cannabis para uso medicinal es una muy buena fuente de ingresos para nuestro departamento”.
Según informó Magallanes, el cultivo de cáñamo (una variedad del cannabis) industrial es un tema no menor: “Se puede sacar desde aceite para comestibles, fibra textil, tiene infinidad de usos, la idea sería poder comenzar con una industria, cultivar el cáñamo y trabajar acá mismo el valor agregado del mismo, estamos trabajando en eso”.
Magallanes explicó que esta industria crearía fuentes de trabajo genuinas, “queremos que la parte política dimensione lo que se podría hacer con el cultivo de cáñamo, es el futuro de la construcción (es resistente, duradero y económico), del combustible (el cáñamo es uno de los principales abastecedores de biocombustible), cuando se ven los número de los lugares donde ya se ha legalizado y se está trabajando, es muy rentable, lugares como Estados Unidos y Canadá; la idea es plantearlo como un movilizador de la economía”.
Respecto a los cambios que se producen a raíz de la legalización del autocultivo para uso medicinal, Magallanes manifestó: “Esto a todos ahora nos cambia un montón porque teniendo una autorización de cultivo podemos hacerlo tranquilamente, sin el miedo cotidiano a que te llegue un allanamiento, en el cual puede pasar cualquier cosa, desde ir preso o que te quiten el cultivo, el aceite y, en mi caso, mi hija se quedaría sin su tratamiento. Otra cosa que cambiaría es que, hasta ahora, los cannabicultores no sólo teníamos que lidiar con las plagas que pueden tener las plantas sino que también con los “cogolleros”(aquellos que se dedican a robar las plantas de cannabis cuando ya están maduras las flores); antes te robaban las plantas y no podías denunciar, ahora sí porque es como un bien privado, es muy importante esto con la nueva reglamentación, el marco legal que te da”, y agregó: “Lo celebramos, es lo que atiende ahora, el uso medicinal para paliar el sufrimiento pero en el Congreso hay una ley superadora de esta, que se va a tratar el año que viene; esta es la primera modificación a la ley de cannabis medicinal entre tantas que van a venir y, desde las asociaciones, planteamos la lucha por la liberación total de la planta para el uso, que cualquiera pueda tener acceso, como una herramienta para la lucha contra el narcotráfico, queremos que se terminen los presos por cultivo, presos tienen que estar los narcos, si hubiera mucha gente cultivando, habrían menos ventas y ahí le sacas un gran negocio a los narcos, ahora comienza el camino para la liberación total de la planta; con este nuevo marco legal, tendría que haber muchos cultivadores, que hoy están presos, que se les debería otorgar la libertad, dentro del marco de lo que habla la ley, que cultivaron y no hicieron un negocio de eso ”.
Magallanes contó cómo se inició en el cultivo del cannabis, en 1995 fue la primera vez que germinó una semilla para uso adulto, “en ese momento no sabíamos nada, uno iba experimentando, con los años y la llegada de internet fuimos aprendiendo, se empezó a conocer más sobre el metabolismo de la planta, los tipos, fui aprendiendo así y también de cultivadores más viejos; para aprender a hacer las extracciones (de aceite) fui a Chile y aprendí con Paulina Bobadilla, presidenta de Mamá Cultiva en ese país”.
Para Hugo, el cultivo del cannabis comenzó para el mal llamado “uso recreativo”: “porque la gente que usa tabaco o consume alcohol no le decís que hace un consumo recreativo, es un uso adulto porque, de hecho, se les debería vender a mayores de 18 años; la marihuana es lo mismo. Esperemos que con esta nueva reglamentación, la gente se anime a cultivar para hacer su aceite o flores para alguna patología en particular; hay muchos cannabicultores y usos del cannabis; hay muchos cultivadores que hacen, lo que nosotros llamamos, uso adulto de la planta, mal llamado uso recreativo; el problema no son las drogas en sí, sino el ser humano, y qué es lo que haces vos con eso”
Con la llegada de Kallfü, su hija, a su vida, se sumó otra causa, cultivar para mejorar su calidad de vida. Kallfü nació con el síndrome de West (una encefalopatía, alteración cerebral, epiléptica de la infancia), “que después pudo superarse y, hoy día, se encuadra en una parálisis cerebral y epilepsia refractaria”. Hugo utiliza el cannabis en forma medicinal desde antes que su hija cumpliera un año, “seguimos utilizando la medicina alopática pero el cannabis nos permite controlar mejor la epilepsia y bajar las dosis de anticonvulsivantes, ya que éstos son bastante perjudiciales”.
Hace dos años, Hugo sufrió un allanamiento en su casa, por lo que hoy se encuentra con un juicio a prueba, teniendo que realizar trabajos comunitarios, “si no se hubiera aprobado esta ley y caería otro allanamiento, sería un reincidente y me llevarían preso”.
Luego de ese desafortunado hecho, la salud de Kallfü se deterioró por no poder contar con su tratamiento, “tuvo 5 internaciones, traslados a San Rafael, fue bastante perjudicial. Si se logra controlar la epilepsia, el desarrollo del niño y su calidad de vida va a ser mejor, más allá que la patología es irreversible, el tema es poder darle la mejor calidad de vida posible y eso es lo que nos permite el cannabis, dándole la menor cantidad de farmacología posible”.
Según contó Hugo, en Malargüe hay mucha gente que consume algún derivado del cannabis para uso medicinal, “esta red de salud clandestina que se creó comenzó con los cannabicultores que son “esos locos” que fuman marihuana y tenían, en ese momento, el acceso a la planta. Había gente que estaba enferma y tenía que recurrir a los cannabicultores porque eran los que tenían las flores que les hacía falta para hacer un aceite o una vaporización; no eran ningunos monstruos, ellos arriesgaban su libertad para hacer su cultivo y también para aliviar una epilepsia, un dolor, un cáncer, eran seres humanos como cualquier otro”.
Foto: Gentileza.
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