Hace unos días atrás, un comercio ubicado en la intersección de las calles Saturnino Torres y Amigorena fue blanco de un robo a mano armada. Al local comercial ingresaron dos jóvenes y, mientras uno de ellos amenazaba con un arma a la propietaria y a otras mujeres, el otro cruzó el mostrador y sustrajo la caja registradora. Antes de retirarse, uno de los delincuentes lanzó un tiro al aire y minutos después, durante la huida, disparó otra vez cuando un ciudadano intentó detenerlos. A un par de cuadras, los esperaba un auto marca Ford Galaxi, dominio RMX-774, de color gris, en el cual se dieron a la fuga.
Las víctimas del robo llamaron inmediatamente al 911 y el primero en acudir fue el auxiliar Gustavo Aguirre de la Policía Científica, quien tomó algunos datos aportados por los testigos y comenzó a patrullar la zona. Su jefe le sugirió que se dirigiera hacia la ruta 188 que une a Malargüe con General Alvear y en el oscuro camino logró divisar un vehículo sospechoso.
“Cuando los ocupantes del auto me vieron aceleraron, por lo que avisé al CEO y los seguí”, relató el policía a Malargüe a Diario. La persecución, en dirección al vecino departamento, llegó a más de 140 km por hora en ese camino de tierra y de noche. “Les di la señal de alto, pero hicieron caso omiso”, agregó.
Si bien el auxiliar dio aviso a los demás uniformados sobre la situación sabía que si los perdía de vista podían escapar y los refuerzos se podían demorar en llegar. Además, uno de los ocupantes estaba armado con un revolver.
Después de recorrer alrededor de 35 kilómetros los asaltantes se vieron obligados a detenerse porque se encontraron con un alambrado en el medio de la ruta. Aguirre detuvo la camioneta y mantuvo cierta distancia para resguardar su seguridad ya que, aunque llevaba su arma reglamentaria cargada, desconocía si los delincuentes aún portaban la suya y tampoco sabía con certeza cuántos ocupantes se trasladaban en el auto.
“Cuando se frenan, uno se bajó y le di la voz de alto, mientras me bajaba del móvil y a punta de pistola les pedí a todos que se bajaran y logré reducir a los cuatro”, relató. Después de 15 minutos, aproximadamente, arribaron al lugar un par de móviles de las Comisaría 24 y de la Unidad de Investigaciones.
Los delincuentes habían arrojado su arma de fuego en el transcurso de la persecución, como así también ocurrió con el dinero en efectivo y la caja registradora que sustrajeron. De los tres mil pesos que había, se logró recuperar alrededor de dos mil.
Un punto a tener en cuenta es que el auxiliar Aguirre, al trabajar en el sector de Científica, no le corresponde prestar seguridad, pero reconoció que al ser policía se debe a su profesión. Sobre este punto, el jefe de la policía científica en Malargüe, oficial inspector Andrés Aranda, agregó que tanto los bomberos como ellos son unidades de requerimiento, esto significa que trabajan en base y sólo salen cuando hay un hecho donde se los necesita.
Aranda, quién guió a Aguirre respecto a dónde buscar a los delincuentes, comentó que apuntó la búsqueda hacia ese sector ya que, como conocedor de la zona, sabe que esa ruta se presta para que algunas personas se oculten allí.
El destacable desempeño del Aguirre llegó a oídos del comisario inspector Sergio Narváez, jefe de la Policía Científica, por lo que se elaborará un informe para reconocerlo. “Estamos evaluando darle días de franco o un diploma de honor, como así también puede ser puntaje para un ascenso, vamos a tratar de darle lo que más podamos”, aseguró el oficial.
Gustavo Aguirre tiene 26 años, es padre de una pequeña niña y trabaja en la Policía Científica desde hace un año y medio. Antes se desempeñó en la Comisaría 24 y sus comienzos fueron en la Unidad Especial de Patrullajes, en San Carlos, donde sumó cuatro años de experiencia. Nació en Rosario y desde hace 26 años que vive en Malargüe. Su papá es gendarme y quien le inculcó la vocación de prestar servicio en la fuerza pública.