“En donde empieza la música terminan palabras” dijo alguna vez Beethoven. Y así se vivió la jornada del domingo por la noche en el polideportivo municipal cuando la Orquesta Filarmónica de Mendoza comenzó a tocar los primeros acordes del recordado y añorado Zorzal Criollo ante unas 800 personas. Al concluir el evento le entregaron reconocimientos a Gustavo Fontana, a Rodolfo Mederos y al empresario Víctor Arce, por su desinteresada colaboración con el espectáculo.
Antes del mencionado show, el reconocido Director Titular de la Orquesta, Gustavo Fontana, junto al bandoneonista, compositor y arreglador Rodolfo Mederos se presentaron ante la prensa local. “Cuando se preguntan con qué se van a encontrar esta noche decimos que con un show muy honesto, muy profundo, van a escuchar a la Orquesta Filarmónica de Mendoza acompañando, tal vez, a uno de los músicos más importantes a nivel local e internacional, que es Rodolfo Mederos, esto no lo descubro yo”, comenzó afirmando el Director, para luego agregar: “A veces hay un poco de pudor, hay gente que piensa que este tipo de música está interpretada o es para gente de cartón, se va a escuchar un show súper dinámico, emotivo, profundo, cuando empiece a sonar la primera de las obras lo van a ver”.
Uno de los cuestionamientos que se le hizo al Director fue si sabía cómo llegar a los jóvenes con este estilo de música. “No sé cómo llegar a los jóvenes, trato en mi casa con mis hijos de hacerles escuchar la mayor cantidad de música posible, lamentablemente el intelecto está aplastado, está puesto en cajas o rótulos y es algo muy nocivo, tenemos un bombardeo tan grande, que a veces me veo con mis hijos escuchando música chatarra, porque así como existe la comida, existe la música chatarra. Charly García decía que la música es ritmo, melodía y armonía, hoy quedó el ritmo nada más y apenas. Eso está mal. Nuestra música, la que escribe Rodolfo no tiene satisfacción inmediata, hay que esperar tal vez veinte minutos para que resuelva toda una sinfonía o una hora y cuarto para que ese final nos llene, es una tarea titánica llegar a los más jóvenes”.
Por su parte, Mederos argumentó que “se está utilizando a la Orquesta como un puente entre este rótulo que hay sobre la música académica, o culta y la música popular, que no es tal, en algún momento también hay que pensar que la música de Beethoven era de vanguardia para gente que estaba acostumbrada a escuchar a Vivaldi o Mozart, luego Beethoven con su “heavy metal” se hizo popular también, este es un puente que estamos tratando de tender, redes y mundos que aparecen como ajenos pero no lo son, no lo están”.
Por otro lado, sobre sus influencias musicales Mederos confesó: “Yo siempre he sido admirador de la música de Piazzola y de otros músicos y seguramente muchos músicos me han influenciado porque esa es la ley natural pero nunca he sentido que ese era mi camino. Yo no encontré mi camino de casualidad, lo que hago es lo que siempre hice, que es el tango. Tuve la suerte de tocar con muchos músicos que he admirado, soy un privilegiado”.
Por último, Fontana explicó que “el espectáculo es contundente, los niños particularmente lo viven como mágico, cuando hacemos conciertos dinámicos para ellos salen fascinados, el tema es que es una gotita en el océano, después el bombardeo que hay de todo el regatón y percusión y la tropicalización nos ha hecho mucho daño…y es todo tan efímero, pero tal vez esto que presentamos sea una puerta. Soy partidario de escuchar la música en vivo porque es ahí donde se genera, lo otro es un documento, un registro. La música en vivo se siente en los huesos”.