La otra cara de la policía

Por Gustavo Yañez

Teniendo en cuenta que la Comisaría 24 es un edificio público, desde Malargüe a Diario solicitamos autorización para poder ingresar y observar las instalaciones. Esta dependencia se ubica en la intersección de avenida San Martín y Francisco Inalicán y, a pesar de estar en pleno centro, no todos la conocen.  El colorido frente, pintado hace un par de meses, dista mucho de lo que pasa en su interior, donde la realidad es muy diferente.

Después de la puerta de ingreso está la guardia y atrás de una pared de machimbre se encuentra la oficina donde se reciben las denuncias. En este lugar, debería haber computadoras, pero ante la falta de este recurso los mismos efectivos policiales ponen a disposición sus propias notebooks. En esta oficina también se puede observar una impresora, única para todas las denuncias que se reciben.

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La cocina no tiene luz y un agujero en la pared cumple la función, aparentemente, de ventilete. Obviamente que por allí entra tierra cuando corre viento o frío en la época invernal.

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Otro de los espacios que llama la atención son los calabozos. Se trata de dos pequeños recintos conformados por paredes, piso y rejas. Allí algunos sujetos suelen pasar horas e incluso días, teniendo en cuenta que cuando un sospechoso es detenido un día viernes y se ordena el traslado al Juzgado de Instrucción de San Rafael, se debe esperar hasta el lunes para poder realizar el procedimiento.

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En la planta baja hay dos baños. En uno de ellos la ventana carece de vidrios y la única opción a la hora de evacuar el inodoro es con un balde de agua. Este espacio es compartido por efectivos policiales y detenidos. En tanto, en el otro baño, el olor nauseabundo no pasa desapercibido. “Ni siquiera tenemos lavandina”, acotó un efectivo policial.

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En el primer piso, hay oficinas y otro baño abandonados. Las imágenes grafican el panorama.

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Allí mismo hay un espacio donde se está instalando el sistema de las cámaras de seguridad. “Nosotros de esto no tenemos llave, la única que hay la tiene la empresa que se encarga de montar todo el sistema de monitoreo”, fue la respuesta de un policía ante el pedido para poder observar el lugar.

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En el patio interno está el patrullero número 2213. Este vehículo policial está roto hace aproximadamente ocho meses, pero los recursos para poder reparalo aún no llegan.

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En tanto que otro de los móviles, el 2345, tiene las cubiertas en mal estado, cosa que se puede observar a simple vista. Hay otros rodados de la fuerza que también presentan estas características en sus neumáticos y si bien se han pedido nuevos, la respuesta está a la vista.

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Ahondando en el tema de los vehículos policiales, la Comisaría 24 cuenta con un solo móvil para patrullar en la ciudad de Malargüe. Uno sólo. Esto se debe a que los otros están apostados en los ocho destacamentos que hay en el departamento. Es decir que si de los nueve rodados, uno está roto, hay uno de estos destacamentos que no cuenta con movilidad. Estos vehículos son trasladados con cierta frecuencia hasta la ciudad en busca de combustible y suelen servir de apoyo para patrullar tanto en el caso urbano como los alrededores.

La falta de recurso humano es uno de los principales problemas que presenta la Comisaría 24. Se deben cubrir los ocho destacamentos como así también el centro de esquí de Las Leñas y el Hospital Regional. Además, algunos policías están por jubilarse.

Si bien se ha invitado a jóvenes para que se sumen a la fuerza pública, no se ha logrado dar con el cupo mínimo para poder comenzar el curso aquí, en Malargüe, y los interesados deben viajar hasta San Rafael para realizar la carrera. El Concejo Deliberante incentiva a estos chicos con becas económicas.

Desde la Unidad de Cuerpos Especiales, ubicada en el barrio Municipal, también se colabora con los patrullajes, pero se hace foco en la zona suroeste del casco urbano. Esta dependencia también cuenta con un solo patrullero. Dos motos o dos bicipolicías colaboran en la tarea de prevención, pero en un horario reducido ya que sólo pueden cumplir medio día de trabajo. Una camioneta, con más de un millón de kilómetros recorridos, los vidrios cubiertos con plástico y parte de las balizas rotas, yace a un costado del edificio con el motor fundido.

Respecto a lo edilicio, los uniformados de Cuerpos Especiales sumaron, recientemente a su lugar de trabajo, una cocina que fue comprada con dinero de ellos mismos.

Por su parte, la Policía Vial no está exenta de la falta de recursos. La principal falencia es que no cuentan con ningún alcoholímetro. Como consecuencia, personal policial no puede realizar controles a conductores sospechados de haber consumido alcohol.

El departamento ha crecido notablemente en población y no cuenta  aún con una Fiscalía de Competencias Múltiples, por lo que se trabaja con el Juzgado de Instrucción de San Rafael. En reiteradas oportunidades esos jueces suelen ser criticados por su accionar y desde la comunidad se ha reclamado en varias ocasiones cierta liviandad de los fiscales a la hora de hacer cumplir la ley.

Además, y volviendo a la órbita policial, suele ocurrir que las órdenes de allanamiento tardan hasta doce horas en ser aprobadas, dándole el tiempo necesario a los delincuentes para que puedan deshacerse de las pruebas que los puedan incriminar.

El proyecto para que Malargüe cuente con una Fiscalía sigue su curso, por lo que en un futuro no muy lejano seguramente la comunidad pueda contar con esta herramienta fundamental.

Las cámaras de seguridad es otro punto a tener en cuenta. Este pedido no es nuevo y más aún conociendo la falta de recursos en la policía. El alcance de visión de los dispositivos es de 400 metros en 360 grados, por lo que serán de gran utilidad.

En su última visita al departamento, a principio de junio de este año, el ministro de Seguridad de la Provincia, Leandro Comperatore, se reunió con los concejales y el principal pedido que se llevó fue que en un plazo no mayor a 45 días se concretara la colocación de estas cámaras y su conexión con la comisaría local. En la actualidad, se están colocando los mástiles que servirán de apoyo a estos dispositivos.

En lo que respecta a cantidad de cámaras, en un principio se anunció que se colocarían unas 40, pero se podrían sumar 10 más. Sin embargo, en lugar de incrementar el número, este fue descendido y sólo se contará con 30.

Visto así, el panorama actual no es muy alentador pero hay que destacar que el sostenido reclamo de la comunidad ha puesto en agenda de los funcionarios locales y provinciales este tema. Está claro el problema de la inseguridad requiere que, por un lado, la policía cuente con los recursos necesarios para trabajar, y, por otro, que desde las áreas que correspondan se haga una tarea constante para atacar las causas del problema.

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