Es una especie única en el mundo. En los últimos días se detectó la muerte masiva de este anfibio.
La Ranita el Pehuenche (Alsodes pehuenche) está en peligro y se están llevando acciones para su protección desde hace más de 10 años, cuando comenzaron los trabajos de la ruta del Paso Pehuenche.
Esta ranita vive exclusivamente en el Paso Pehuenche, parte de su población está en la Argentina y otra en Chile. De hábito acuático, se la conoce solo para un puñado de arroyos que atraviesan la ruta nacional 145, lo que ha llevado a considerarla a nivel nacional e internacional como en peligro crítico de extinción, la categoría de máximo cuidado para las especies aún no extintas.
El número bajo de individuos encontrados, el área reducida donde vive y la amenaza de los trabajos en la ruta, en especial teniendo en cuenta su prolongado desarrollo como renacuajo que dura cuatro años, hacen de esta especie un organismo extremadamente frágil frente a cambios de su hábitat.
El sábado 27 de enero de 2018 un grupo de integrantes de esta organización estuvo en el Encuentro Binacional en Paso Pehuenche y detectó la muerte de 50 ranitas, deshidratadas como consecuencia de una obra realizada por la Dirección Nacional de Vialidad. Esta obra tenía como finalidad evitar que los arroyos donde vive esta rana se vieran alterados por el uso futuro de sal en la ruta que se utiliza para mantener la calzada libre de hielo y los contaminantes del tráfico vehicular. Desgraciadamente esta obra fue llevada a cabo sin consultar los posibles efectos y no hubo un control por parte del Estado.
Esta situación es aún más preocupante ya que el peligro de muerte por causa de esta obra ya se conocía desde marzo de 2017, cuando funcionarios del Ministerio de Ambiente de la Nación encontraron 18 ejemplares muertos por deshidratación al quedar atrapados dentro de la ruta por la obra realizada por la DNV sin poder sortear el cordón de contención.
Para graficar la alarmante situación que está sufriendo esta especie, luego de hallar las 50 ranas muertas el sábado 27 de enero, se volvió a visitar la zona cuatro días después y se encontraron tres ranas muertas en las mismas condiciones. Es decir que pasaron tres días completos entre los dos eventos y estarían muriendo al menos una rana por día. Para dar un contexto, en la zona se estimó que habían 500 individuos, entre juveniles y adultos, para fines del año 2007. Un año después, las obras de construcción de la ruta modificaron el curso de dos tramos de los arroyos secándolos y eliminando al menos el 25% de la población conocida. Por falta de fondos y apoyo del Estado, desde el año 2007 a la actualidad no hemos podido realizar nuevos censos para estimar la población, pero diferentes eventos relacionados a crecientes en los arroyos y el efecto del ganado en los sitios de reproducción han afectado el normal desarrollo reproductivo de la especie.
A pesar de que las autoridades han sido alertadas en repetidas ocasiones por integrantes de esta Asociación de la situación poblacional de la especie y de las amenazas que enfrenta, las acciones concretas para salvar la especie aún no han sido ejecutadas.
En tanto, las ranitas se siguen muriendo. Por esta razón, luego de dar aviso a las autoridades de la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la provincia de Mendoza de las últimas 53 ranas muertas y de observar que no hay una clara reacción por parte de las autoridades a esta mortandad sin precedentes de una especie en grave peligro de extinción, los integrantes de la Asociación Biota en forma voluntaria nos haremos presentes en la zona para dar una respuesta transitoria que al menos reduzca la mortandad de ranas. Esperamos que el Gobierno en su conjunto le de la importancia que corresponde a esta especie y se generen los canales de comunicación necesarios para dar una solución definitiva al problema.
Fuente: Asociación para la Conservación de la Diversidad Biológica Argentina.