Miriam Díaz es una malargüina que ama a los perros de una forma inexplicable. Una manera que encontró para demostrárselos fue confeccionándoles abrigos.

El departamento de Malargüe suele ser noticia por el intenso frío, a tal punto que se suele ubicar entre las ciudades más frías. Las personas pueden lidiar con el clima a través de distintas formas de calefaccionarse, pero los animales no tienen siempre esa alternativa y menos aún los de la calle. Ante este panorama una vecina se ocupó del tema.

“Yo soy perrera, amo a todos los perros, no sólo a los míos o a los de la calle”, confesó Miriam Díaz ante la consulta de por qué le hace ponchos para el frío a los perros de la calle. Miriam tiene un taller de costura, después de hora y con sobrantes del trabajo, confecciona ponchos para salvaguardar a los animalitos ante las inclemencias del frío, la lluvia y la nieve. “A mí hacer eso no me cuesta nada, siempre hay un retazo para hacerlos”.

Pero ante esta buena y desinteresada acción, hay otras que la contrarrestan.  De los 13 ponchos colocados personalmente a los perros por Miriam, sólo 4 de ellos los conservan.  “De última que me los pidan pero que no le roben los ponchos a los perros”, manifestó la mujer y continuó: “Veo cómo sufren los perros, porque acá en Malargüe no hace frío sino que hace mucho frío. Les hice poncho a varios perros, pero la gente mala se los saca, encima que es lo único que ellos tienen se los roban.  Quiero que la gente entienda que es lo único que ellos tienen. No sé si quienes lo hacen son chicos o adultos y a veces pienso en no hacer más, pero me dan pena… Estos días que estuvo tan frío, les he puesto carteles para que no se los roben”.

Este es el primer invierno que Miriam lleva a cabo esta idea, no sólo confecciona los ponchos sino que también sale sola a colocárselos. A veces, la tarea resulta titánica, ya que no todos los perros son dóciles y se los dejan poner. Cuando se le complica la labor, pide ayuda a los más chicos, que normalmente se acercan para ver qué es lo que hace y dan una mano. “La gente me mira, los chicos me ayudan a pillarlos y yo les calzo el poncho, ellos se entregan con los niños.  Da pena ver los animales sufrir, ellos no hablan y no pueden decir lo que pasa. Cuando llegue más el verano se los saco, los lavo y se los guardo para el próximo invierno. Mi familia se ríe, me dice que estoy loca por los perros, amo muchos a los perros, míos y no míos”, confesó en tono sonriente Miriam.

Los ponchos para perros están hechos, en la parte superior, de tela impermeable y en la parte de abajo de polar, matelasse o acetato. “Es un trabajo práctico y rápido, he reciclado ropa que pedía a gente que conozco. También Evelyn Hernández me dio como 5 metros de polar que le habían donado y le hice 5 ponchos y ella se los repartió a los perros, pero ya se los robaron…  Ella también trabaja sola con los perros”, expresó Miriam.

Por último, nuestra entrevistada manifestó: “Me gustaría que la gente mire a los animales de otra manera, lo único que se ponen es lo que yo les pongo, a veces es difícil llegarle al corazón a la gente.  La intención es que la gente tome conciencia, si necesitan el ponchito que me lo pidan, tal vez no hay telas nuevas pero que me pidan que yo se los hago.”

Quienes deseen donar tela o colaborar de alguna forma con Miriam, se pueden comunicar con ella a través de su Facebook: Textil de Montaña de Miriam Díaz.

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