Ayer lunes por la mañana, personal de esta repartición efectuó un nuevo procedimiento sobre la ruta 181, a unos 40 kilómetros hacia el sur de la ciudad de Malargüe.
Los guardaparques relataron que un puestero del lugar alertó sobre la presencia de posibles cazadores furtivos, por lo que una movilidad con cinco personas se trasladó al lugar. Cuando arribaron, constataron que efectivamente había dos individuos en un vehículo que portaban un arma de fuego, por lo que les solicitaron que descendieran del rodado y la entregaran.
“Se vivió un momento tenso porque estas dos personas, de apellido Olivera y Pardo, se quisieron dar a la fuga y tuvimos que cruzarles las camionetas”, comentaron.
Ante esta situación, pidieron apoyo a la Comisaría 24 y un móvil se desplazó al lugar. “Los cazadores, al escuchar que nos comunicamos con la policía descendieron del vehículo, entregaron el arma y, durante la requisa, secuestramos dos choiques muertos”, explicaron.
Posteriormente, después de labrada el acta correspondiente, los guardaparques solicitaron a los cazadores que esperaran hasta que llegaran los uniformados, pero hicieron caso omiso y se retiraron del lugar.
El personal de guardia manifestó su indignación por lo ocurrido ya que se trata de dos sujetos reincidentes a los que, en los últimos meses, se le han secuestrado armas y fauna silvestre en tres oportunidades. Nota relacionada: Los cazadores de piches se resisten a abandonar esta práctica ilegal
Uno de los guardaparques, Simón Ocampo, dijo al respecto: “Estoy acostumbrado a lidiar con esta gente pero esta familia tiene la necesidad de matar y le hacen mucho daño a nuestra fauna, ya han pasado un límite”.
“Todo el tiempo estamos realizando secuestros, acá tenemos un problema como sociedad y nosotros no damos abasto”, agregó.
El arma secuestrada es un fusil con mira telescópica y balas de guerra 308, similar al calibre 7,62 mm. Los involucrados sumaron otra causa a sus antecedentes.