En diálogo con nuestro medio, la malargüina contó que se enteró del certamen por una publicación de Venado Tuerto, y dos días antes del cierre decidió enviar su pequeña obra.
El concurso de microcuentos era abierto para todo el país y consistía en la selección de un relato que tuviera una extensión menor a 400 palabras.
Viviana se dedica a escribir poesía pero que también ha producido “un puñado de cuentos cortos”, entre los que se encuentra la obra denominada “Monstruo” que, como ella misma describió, pone énfasis en que la vida es fruto de nuestras propias elecciones.
La organización ofrecía como premio la publicación del escrito en la mencionada revista y, para alegría de la autora, a fines de enero recibió el llamado de una de las editoras para comunicarle que había obtenido el segundo premio.
Consecuentemente, los escritos ganadores fueron publicados en el mes de febrero acompañados con la ilustración de una joven artista de Santa Fé. “Eso es más que suficiente porque implica el reconocimiento por parte de las personas que están en contacto constante con los escritores”, sostuvo.
En relación al momento vivido, Castro destacó su emoción. “Sentí una alegría enorme y es sumamente gratificante que otras personas pongan en valor algo que uno hace con tanta pasión. Siempre he dicho que los que hacemos alguna actividad artística desnudamos nuestra esencia y esa exposición nos hace muy vulnerables. La mirada de los otros puede ser balsámica o destructora. En mi caso, fue la primera y es reconfortante”, expresó.
“Monstruo”
Me deslizo en la quietud nocturna, tras las huellas de mi mayor pesadilla.
Avanzo entre los restos de antiguos sueños destrozados, de fotos desteñidas de amores que no fueron, de llanto que derramé en silencio y esperanzas que desaparecieron. Todo lo perdí en el camino o, mejor dicho, la bestia que habita estas tinieblas me lo robó de las manos.
En esa densa oscuridad, la brisa me arroja a la cara su olor a tristeza.
Apuro el paso.
Persigo a un monstruo que imagino enorme, aterrador, despiadado. Le temo, es cierto, pero no puedo abandonar ahora que estoy tan cerca de enfrentarlo para saber por qué se ha ensañado conmigo.
Tropiezo, sin embargo no me detengo. Se acelera mi pulso y me falta el aire, pero sigo adelante.
De repente, veo una puerta colosal y tengo la seguridad de que, allí adentro, me espera.
Empujo con las manos temblorosas y alcanzo a percibir un poco de luz. Entonces, dispuesta a enfrentarme a la verdad, a conocer a ese demonio que, desde siempre, me atormenta, abro de un golpe la puerta para encontrarme con una habitación gigante que estaría completamente vacía si no fuera por un espejo que, desde la penumbra refleja el espanto de mi propia imagen y de mis ojos, que empiezan a desbordar de lágrimas.
La escritora malargüina
Viviana Castro empezó a escribir alrededor de los 10 años y afirma haber heredado de su mamá Angélica el amor por las letras. Siempre escribió poesía y, hasta ahora, nunca había participado de un certamen de cuentos de esta magnitud.
En este sentido, recordó que en una oportunidad su madre la inscribió en un concurso de poesía sin que ella supiese y recibió el primer premio.