Este 25 y 26 de septiembre, en la ciudad de Talca, Chile, se está llevando a cabo una nueva reunión del Comité de Integración Pehuenche, un espacio binacional que reúne autoridades, instituciones y actores sociales de Argentina y Chile con un objetivo común: hacer del Paso Pehuenche una vía de integración real, ágil y estratégica para nuestras regiones.
La decisión de retomar estas reuniones después de varios años de inactividad marca un punto de inflexión. El último encuentro se había celebrado en Malargüe, y desde entonces, el paso del tiempo y los desafíos económicos y políticos habían puesto en pausa un espacio vital para el diálogo binacional. Esta nueva convocatoria en Talca recrea la esperanza de que los objetivos comunes —la habilitación plena del Paso Pehuenche, el desarrollo regional, la integración cultural y comercial— son posibles de alcanzar cuando hay voluntad, visión y compromiso. Es una señal clara de que, pese a las dificultades, el trabajo conjunto entre Argentina y Chile puede abrir caminos concretos para el crecimiento de nuestras comunidades.
La importancia de este encuentro no puede subestimarse. El Paso Pehuenche, que une el sur mendocino con la Región del Maule, ha sido durante años una promesa de desarrollo, una puerta abierta al turismo, al comercio, al intercambio cultural. Pero también ha sido víctima de inconvenientes operativos, restricciones y falta de infraestructura, que impiden que cumpla plenamente el rol para el cual fue concebido.
Ambos países han invertido en el asfaltado de las rutas, con la visión de habilitar el tránsito de todo tipo de carga. Sin embargo, esa meta aún no se ha concretado. La habilitación plena del paso no es solo una cuestión técnica: es una decisión política que requiere voluntad, coordinación y compromiso. Es hora de que esa voluntad se traduzca en hechos.
En los últimos años, el Paso Pehuenche ha demostrado su potencial turístico, atrayendo visitantes que descubren la belleza de Malargüe y el encanto de la Región del Maule. Ha permitido encuentros culturales, ferias binacionales, proyectos educativos y vínculos humanos que trascienden fronteras. Pero su verdadero impacto económico y social solo será posible cuando se habilite para el tránsito de cargas y se construya el edificio de servicios esenciales: migraciones, aduanas, SENASA (Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria), y otros organismos que garanticen un cruce seguro, eficiente y permanente.
Malargüe necesita esta infraestructura. El sur mendocino necesita esta conectividad. Y Chile también. Porque el Paso Pehuenche no es solo un camino: es un motor de crecimiento regional, una herramienta para equilibrar el desarrollo territorial, una oportunidad para que nuestras economías locales se integren al mundo.
El esfuerzo de pioneros argentinos y chilenos, que durante décadas soñaron con este paso, merece respuestas concretas. Merece decisiones rápidas y comprometidas. Merece que el Paso Pehuenche deje de ser una promesa y se convierta en una realidad que impulse el progreso de nuestras comunidades.
Este comité no debe ser solo una reunión más. Debe ser el punto de inflexión que transforme el diálogo en acción. Porque el futuro de nuestras regiones se juega en cada decisión que tomemos hoy.
Esto estamos haciendo por Malargüe, por eso Tenés que saberlo.
Por Intendente Celso Alejandro Jaque

