“Desafío Solidario: de Ushuaia hasta La Quiaca” es el nombre de este reto que sólo dos hombres se han propuesto sortear. A pie, corriendo por la Ruta Nacional 40, empujando un carro de 60 kilos, llegó el viernes a Malargüe después de lidiar en Bardas Blancas con un ventarrón en contra y subir 25 kilómetros en la Cuesta del Chihuido. Lleva 173 días caminando y quiere llegar el 20 de julio a La Quiaca con un promedio de 30 kms. diarios.
La “Red Solidaria de Tandil” organiza eventos en los que junta 1 alimento por cada kilómetro que Martín recorre, para doce instituciones. Con el fin de difundir su cruzada, corrió previamente desde su cuidad hasta Azucena, un pueblo a 30 kms de distancia, dónde se donaron alimentos para una escuela del lugar. Y después 172 kms desde Mar del Plata hasta Tandil, llevando una mochila de 10 kilos y por lo que sufrió una tendinitis en ambas rodillas. Esperó 2 meses, viajó a Ushuaia y comenzó a correr nuevamente.
La idea de emprender éste viaje surgió a raíz de un pico de estrés que lo dejó inconsciente durante 6 horas cuando tenía 23 años. Estando internado soñó que corría, pero volvió a trabajar. Hasta que empezó a planificar el desafío. Asimismo éste corredor extremo confió a Malargüe a Diario que le fue muy difícil conseguir apoyo logístico, por no ser un atleta conocido de elite. “Fue un año de más ‘no’ que de ‘si’, pero yo estaba convencido que lo quería hacer. Parece increíble pero me bajé en Ushuaia y las puertas se empezaron a abrir” dijo Martín.
Está conociendo los lugares que recorre por primera vez. “Me lleno los ojos todo el tiempo. Arrancar en Ushuaia corriendo con la nieve, por ahí era peligroso y yo estaba feliz de la vida. He visto cosas muy lindas, el Glaciar Perito Moreno, pasar por la zona de los lagos en Neuquén y ni bien entré a Mendoza se veían tres volcanes, el Payún, el Tromen y el Domuyo. La verdad que eso es impresionante”.
Su alimentación es sana y variada: está basada en carne, de donde obtiene la proteína para los músculos e hidratos de carbono que le aportan energía. Toma agua con sales rehidratantes debido al desgaste físico que realiza. Ha cambiado 4 veces las ruedas de su carro. Cada par de zapatillas le rinden 500 kms. aproximadamente y hasta aquí lleva gastados 8. Cuenta que no sufre ninguna lesión y que los dolores en las piernas son normales.
Nos confió que mucha gente descreía de su capacidad de poder hacer un recorrido tan grande porque lo hacía como un hobbie, pero hoy todos están convencidos de que va a lograrlo. “Si bien es duro y uno por ahí quisiera hacerlo acompañado, pero es como tocó y la verdad que está saliendo diez puntos” dijo.
Eligió la Ruta 40 por ser la ruta que más localidades une, porque hay mucha gente viajando y por su mística, que dijo descubrir. Se mostró muy feliz por el cariño de la gente. Después de descansar dos días en Malargüe, retomará su viaje el próximo lunes a las 10 de la mañana.