Siete mitos de las vacunas anti Covid-19

Las campañas de vacunación ya están en marcha en varios países con muchos problemas en la distribución y una «guerra de las vacunas» entre países y laboratorios desatada. «Fake news» y realidades.

Los rápidos desarrollos y aprobaciones de las vacunas contra el nuevo coronavirus han sido realmente llamativos: nunca antes había ocurrido algo así y la premura disparó dudas y desconfianza en muchas personas.

Con las campañas de vacunación ya en marcha en varios países, con muchas dificultades en la distribución y una «guerra de las vacunas» entre países y laboratorios desatada, algunas de esas dudas ya se han disipado pero todavía quedan mitos por desterrar en medio de un mar de «fake news» interesadas

La edición estadounidense del HuffPost recogió siete de los más extendidos y los desentrañó con la ayuda de varios expertos.

Mito 1: las vacunas han llegado demasiado rápido para garantizar su seguridad

La rapidez con la que han desarrollado la vacuna contra el coronavirus no tiene precedentes, pero eso no significa que los científicos hayan tomado atajos o sea menos segura.

“El desarrollo de la vacuna no ha sido precipitado”, asegura Linda Yancey, experta en enfermedades infecciosas.

Lo que pasó realmente es que, por un lado, se han eliminado muchas de las trabas burocráticas que siempre frenan estos procesos. Y por otro, muchos laboratorios han recibido la financiación suficiente para postergar todos sus proyectos y concentrarse exclusivamente en éste.

Hay fases del desarrollo de la vacuna que no se pueden saltar. No puedes apresurarse en los ensayos clínicos y por eso hemos tardado ‘tanto’ en publicar los resultados de la fase 1 y la fase 2”, explicó Yancey. “Por eso esperamos hasta el otoño (en el Hemisferio norte) para pasar a la fase 3, y todo fue realmente bien”, aseguró.

Además, hay agencias nacionales e internacionales que vigilan en todo momento la distribución y la administración de las vacunas, no porque no confíen en ellas sino como medida añadida de seguridad.

Mito 2: la vacuna provoca Covid-19

Ninguna de las vacunas que no contienen virus vivos puedan provocar el Covid-19.

Este mito aún persigue a otras vacunas, como la de la gripe y muchos se niegan a vacunarse porque creen que van a contraerla pero, en realidad, esa vacuna sólo contiene virus desactivados o “muertos”.

Los síntomas que algunas personas desarrollan al recibir una vacuna, como la de la gripe o la del Covid-19, aunque coincidan parcialmente con los de sus respectivas enfermedades, no son lo mismo. Son sólo las reacciones habituales del organismo ante cualquier vacuna.

Lo que van a sufrir es una respuesta inmune, así que sí, va a doler el brazo y quizás hasta tengan un poco de fiebre unos días, pero es una buena señal: significa que el cuerpo está reaccionando y van a estar bien protegidos después”, asegura Yancey.

Mito 3: la vacuna te puede alterar el ADN

Las vacunas que están desarrolladas con ARN mensajero (Pfizer y Moderno, por ejemplo) adiestran a las células del organismo para fabricar proteínas «Spike» inocuas como las que se encuentran en la superficie del SARS-CoV-2. Eso produce una respuesta inmune que genera anticuerpos y protege contra el Covid-19.

Esto no quiere decir que interactúe con el ADN de las personas.

Una preocupación que oigo mucho es que esta vacuna pueda afectar al ADN, y comprendo que hagan esa asociación con el ARN”, admite Nicole Iovine, jefa de epidemiología del Hospital Universitario del estado de Florida. “Sin embargo, hay varios motivos por los que algo así no puede suceder”.

Para empezar, el ADN está protegido por una membrana que evita que sea atravesado con facilidad. Además, “este ARN sólo penetra hasta una de las capas exteriores de nuestras células, el citoplasma, en ningún caso llega al núcleo, de modo que no tiene acceso al ADN”.

También hay que recordar que este ARN mensajero no permanece mucho tiempo en las células, añade Iovine.

Mito 4: las vacunas de coronavirus causan infertilidad

Que las embarazadas y las madres lactantes aparezcan en los últimos grupos de la población para la vacunación no significa que la vacuna no sea segura para ellas. De hecho aparecen en las listas porque también a ellas se les recomienda la vacunación. Simplemente, todavía no hay ensayos específicos que hayan analizado los efectos de la vacuna en ese grupo poblacional, no por falta de confianza sino porque es así como se hace siempre en todos los ensayos clínicos con cualquier prototipo de vacuna.

Los expertos también aseguran que no hay absolutamente ningún indicio de que la vacuna cause infertilidad. Se trata de una mentira habitual de los activistas antivacunas y no sólo con ésta en concreto, asegura Yancey.

De hecho, esta vacuna es muy importante para las madres y sus bebés.

“Un aspecto del que se está hablando muy poco es de los potenciales beneficios que tendría en los fetos”, señala Linda Eckert, obstetra-ginecóloga y experta en enfermedades infecciosas. “Es esperable que algunos anticuerpos le lleguen al feto a través del cordón umbilical y le proporcionen una mayor protección, y lo mismo con la leche materna”.

Mito 5: no hace falta vacunarse si se ha superado la enfermedad

Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) dictan que quienes se hayan recuperado del Covid-19 (y no tengan problemas de salud que les impidan vacunarse) deberían tener acceso a la vacuna, aunque la reinfección sea extremadamente rara durante los primeros cinco meses.

Esto se debe a que todavía no se sabe con certeza cuánto dura la inmunidad adquirida ni cuan robusta es. En cambio, sí que hay pruebas de que la vacuna proporciona una elevada protección.

“Al vacunarte, tu sistema inmunitario se concentrará en responder a ese agente externo que es clave en el coronavirus. Por eso generas una respuesta inmune tan intensa contra el patógeno correcto y por eso las personas que han pasado la enfermedad también pueden beneficiarse de esta vacuna”, explicó Iovine.

Mito 6: al vacunarse uno ya no transmite la enfermedad

Las vacunas contra el coronavirus que necesitan dos dosis requieren un plazo entre ellas para ser del todo efectivas, pero incluso después de la segunda dosis la inmunidad no es inmediata, por lo que nadie debe bajar la guardia al recibirlas.

Además, todavía no está claro si las vacunas previenen la transmisión. Lo único que se sabe con certeza es que son muy eficaces a la hora de evitar que la persona infectada desarrolle síntomas graves, de modo que es factible que una persona vacunada contraiga la enfermedad sin síntomas y la transmita sin darse cuenta. Por eso es tan importante seguir llevando mascarilla, lavarse las manos con frecuencia y mantener el distanciamiento social de seguridad.

Mito 7: está habiendo muchos casos de efectos adversos graves

Los casos de efectos adversos graves han hecho que cunda el pánico y han corrido como la pólvora en internet, y no sólo entre los antivacunas. No obstante, el porcentaje de efectos negativos en relación con el número de vacunas administradas es extremadamente bajo.

A finales de diciembre, los CDC contabilizaban 21 casos de reacciones alérgicas graves de un total de 1,8 millones de personas que habían recibido la vacuna de Pfizer. Por eso ahora a algunos alérgicos se les ha advertido de este posible peligro.

“Identificada la causa, ahora la posibilidad de sufrir una reacción alérgica grave sería de menos de una entre un millón, mientras que la posibilidad de morir por el Covid-19 es de una en 30, y la posibilidad de desarrollar secuelas a largo plazo, de una en 10”.

Sufrir síntomas leves tras cualquier vacuna es normal. De producirse reacciones alérgicas graves, lo más probable es que fuera en los primeros minutos, cuando el paciente todavía está (o debería estar) en observación.

Fuente: La Gaceta Mercantil

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