En el mes de diciembre del año pasado se comunicó oficialmente que la Bendición de los Frutos se iba a realizar en el departamento de Malargüe, puntualmente en los corrales de Rufino Ortega. Como consecuencia, desde la municipalidad comenzaron con los trabajos de restauración en el lugar.
Fueron pasando los días y una abuela de la zona rural nos alertó diciendo: “La Bendición de los Frutos no la van a poder hacer como quieren”. En ese entonces sólo quedó como un comentario.
Previo a la Bendición desde el Servicio Meteorológico Nacional se anunció para ese domingo lluvia para la tarde, pero en la noche iba a estar despejado, por lo que desde el Gobierno se avanzó con los preparativos allí en el lugar.
El domingo en la tarde se cumplió el pronóstico y llovió pero la cantidad de agua precipitada dejó el terreno en condiciones no aptas para realizar el evento, por el barro. Ante esto, desde la organización se vieron obligados a reprogramar la fecha y se pasó el evento para el día siguiente, al medio día.
Al momento de la bendición de los frutos subieron al escenario referentes de comunidades mapuches y en su discurso hicieron alusión a que la ceremonia de bendición no se debía hacer en la noche, porque trae malos augurios.
Días después del evento la abuela que había anunciado que algo iba a pasar, nuevamente hizo un comentario: ¿Vio lo que pasó con la Bendición? Eso es porque nadie se acordó de prender velas a los indios y a los espíritus de la gente que ha muerto por ahí, que son varios”.
Gabriel Jofré es el referente de la comunidad Mapuche Malalweche y para él estos comentarios de la abuela no son desacertados. En este sentido explicó: “El tema de los candiles es una costumbre común en el territorio, sobre todo de la gente mayor, y lamentablemente los jóvenes también empiezan a perder esa relación, fruto seguramente de todo este impacto contra cultural que hay. Nosotros creemos que hay que hacer un paso para sostenerlo. Esto parte de los fundamentos por los cuales cada comunidad se ha ido organizando en los territorios, más allá de las prácticas religiosas, porque no sé si sabrán, pero las comunidades básicamente están conformadas hoy por personas que tienen un principio de fe muy importante. Lo cierto es que estas costumbres tradicionales, en estos territorios se hacen a contramano de las iglesias y de esas creencias que hay en la Ciudad. Pero lo que decía esa abuelita, esa ñañita,… sobre prender el candil, vendría siendo la idea de tener un fuego. Esa es la cuestión, que los fuegos no se apaguen… En el campo se hacen estas prendidas de candiles para parar lluvias o tormentas, o temporales de nieve, o para calmar a veces una crecida, o también en la trashumancia (traslado de animales hacia la veranada).”
El referente de la comunidad Mapuche Malalweche también explicó que quieren recuperar el marco de las ceremonias tradicionales. “Lo hemos hecho al encontrarnos con mapuches de distintos territorios, con pueblos originarios de otros territorios para entender por qué nosotros acá tenemos esa esencia mapuche, pehuenche, picunche, como decíamos. Eso para empezar”, comentó. A lo que agregó: «Un segundo paso a va a tener que ver en algún momento con poder charlar de cuál era las fórmulas de prácticas mortuorias, que tiene que ver con la forma para acompañar al difunto a la otra tierra, al huenú mapu, que es el cielo conocido por los cristianos.”
Jofré también hizo alusión a lo que ocurría en el comienzo de la Fiesta del Chivo, cuando el tiempo no acompañaba o siempre pasaba algo: “Hace muchos años, cuando empezó la Fiesta del Chivo, pasó lo mismo hasta que no se pudo hacer algo diferente. La historia es mucho más que información, hay que entenderla. Aparte que en esos eventos que se hacen a cielo abierto y se hacen las ceremonias ancestrales, hay que entender cuáles son los lugares en donde nos movemos en Malargüe, hemos perdido relación con nuestro espacio natural y nuestro entorno.”